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Alarmas encendidas

Alarmas encendidas

Lo dijo Ziganda el domingo. El rojo parpadea en las instalaciones de Lezama, los despachos de Ibaigane y las gradas de San Mamés. Por cierto, hace bastante tiempo que ese color se ha hecho evidente. La temporada ha sido tan mala que solo con sus números en la mano se puede hacer un resumen claro. Segundo peor puesto en la historia en liga y paupérrimo número de goles en La Catedral.

La cosa no empezó nada bien para Ziganda y los suyos, hablo del cuerpo técnico. Demasiadas dudas en torno a su capacidad por parte de los aficionados y de la plantilla. Eso lo pudimos comprobar inmediatamente. El error fue dudar solo de uno y no de los jugadores, que no han dado el nivel. La ausencia de referencias ha quedado contrastada y quienes parecieron buenos en otros tiempos ahora deambulan por el terreno de juego, dejando pasar los partidos como el que ve el cauce del río fluir durante horas.

El Athletic ha entrado en terreno fangoso. La sobreprotección del presidente a la plantilla les ha hecho tan impermeables que hasta ellos mismos se han creído lo de “esto es normal, lo hemos hecho muy bien muchos años”. Ese discurso, repetido hasta la saciedad ha calado muy dentro de los jugadores y así es imposible. Iñigo Martínez y Raúl García, últimos en llegar, han sido quienes más implicación han tenido, amén de Muniain, que con sus ganas destacaba sobremanera. Kepa con sus paradas, aunque también con la polémica renovación, ha sido de lo poco salvable.

Ahora toca trabajar en los despachos y volver a ilusionar a una afición que ha dado la espalda al equipo por la escasa motivación que genera acudir a La Catedral. El número de espectadores ha bajado de tal manera que llegar a los tres cuartos de entrada ha sido todo un éxito. Agur 2017-18. Un auténtico alivio para todos.