CUANDO se abre la ventana en el calendario futbolístico para acoger los partidos de las selecciones y, en consecuencia, se paraliza la liga, la Champions o la Europa League, que es lo que da vidilla a este invento, los responsables de los grandes medios de comunicación, mayormente de Madrid y Barcelona, entran en situación de pánico. Semana y pico hipotecada por la roja. Qué horror. Y todo por un par de partidos fuleros, lo cual obliga al periodista a estrujarse el magín, con lo que le jode, y sacarle punta a lo más nimio. Porque con Vicente del Bosque al frente del cotarro, tan poco locuaz y en exceso prudente, no hay manera. En situaciones así la grey periodística añora poderosamente a Javier Clemente, ¡que tiempos!, tan predispuesta la criatura a chapotear en cualquier charco para regocijo del personal a uno y otro lado de la barrera informativa. Pero al inquieto y añorado Clemente los inescrutables caminos del destino le han llevado a empresas mayores, y no es ninguna broma. En un Estado fallido como es la actual Libia, enfangada en una auténtica guerra civil, el fútbol, por el que sienten pasión, es uno de los pocos vínculos que aún les une. Todo el país magrebí compartió hace un año la celebración del primer título de su historia, el Campeonato de África de Naciones, y ahora espera que El Rubio de Barakaldo les guíe hasta Rusia’2018, lo que sería su primera calificación para un Mundial, empeño que iniciará el próximo noviembre.

Aquí, sin embargo, la roja, lejos de levantar entusiasmo, lo que provoca es el tedio, y más en esta fase de clasificación que no despierta interés alguno. Bien lo sabe Villar y la RFEF, que para evitar que los partidos de la selección española se disputen en estadios desangelados -aquí no es imaginable un majestuoso Wembley o Saint-Denis solo para abrigar los encuentros de Inglaterra o Francia- la saca de gira por provincias, como si fuera una compañia de revistas o un circo. Y en circo sigue convertida con el asunto de Piqué. Conocido que en León silbaron con frenesí al espigado defensa azulgrana cada vez que toca el balón, y que en la siguiente cita, en Oviedo, ocurrió tanto de lo mismo, en Logroño el Diario de La Rioja tuvo la ocurrencia de apadrinar una campaña de apoyo al mozo catalán que tuvo un amplio eco, por si no fuera poca la cantinela montada al respecto. Resulta sin embargo que contra más publicidad se ofrece sobre la cosa al hincha le entran como más ganas de apuntarse a la juerga, de tal modo que entre los que pitaban a Piqué y los que decidieron apoyarle a grito pelado se juntó en Las Gaunas una pajarera tan estridente que aquello acabó en desmadre, por más que Manolo El del Bombo (¿hay otro símbolo más reconocible y asociable a la roja?), se empeñara en darle sentido y sensatez al evento, con la selección española convertida en rechifla general. Y Piqué, mientras, impertérrito, y Bartra, al lado, sin saber si le cedía el balón o lo mandaba de un puntapié hasta Pradejón así reviente.

Para colmo, Luxemburgo jugó en Logroño con el virus FIFA enganchado en las botas provocando las lesiones de Silva y Morata, y entonces brotaron las suspicacias de los madridistas, pues era materialmente imposible semejante fatalidad entre los suyos. Resulta que Del Bosque no alineó en su once ideal a ningún merengón, lo cual suena a sacrilegio. Aunque en otros frentes sí acabaron quebrantados Benzema y Modric, los periodistas -de Madrid- le asaltaron al templado Del Bosque exigiéndole explicaciones por tamaño dislate; y después acudió otra tribu de periodistas -de Barcelona- para preguntarle lo contrario, es decir, si ante Luxemburgo obvió adrede a los madridistas y puso a un nutrido puñado de azulgranas a propósito con el oscuro objetivo de desgastarles de cara al combate final (quién gana la Liga, si Barça o Madrid, y no esta insulsa carrera hacia Francia’2016), o quién sabe, acaso muerde esa inoportuna lesión (¿hay alguna oportuna?). Tal ha sido el torrente de lesionados -Agüero, Schweinsteiger, David Luiz, Pogba...- que, no sé por que, me acordé de Aduriz, en casa, al abrigo de esta lamentable cruzada. Por si acaso...