SE acaban los elogios hacia Leo Messi tras otra excelsa exhibición futbolística frente al poderoso Bayern de Múnich y en un escaparate tan grandioso como es una semifinal de la Liga de Campeones. Pep Guardiola fue absolutamente incapaz de desactivar este fenómeno fraguado bajo su magisterio y arropado por el luminoso equipo que construyó en 2008. El genio en cuestión, además, tiene un par de secuaces, Neymar y Luis Suárez, con los que configura una fascinante tripleta atacante que hace tiempo superó el centenar de goles. El Barça arrasa a su rivales y para colmo lleva siete jornadas consecutivas sin encajar un solo tanto. El áspero y farruco Luis Enrique comienza a caer simpático entre la grey periodística catalana, porque, ¿a ver quién es el guapo que se atreve a criticar al técnico que dirige a un equipo en disposición de ganar en menos de un mes Liga, Copa y la Champions?

Los culés están que desbordan entusiasmo, con el título liguero en bandeja tras el empate del Real Madrid frente al Valencia y sus discusiones ahora transcurren entre quienes prefieren al equipo blanco en la final de Berlín para que la supuesta victoria azulgrana quede marcada con letras de fuego en los anales de la historia balompédica y quienes se inclinan por la Juventus, porque el Madrid sería entonces muy peligroso al tener que jugarse toda la temporada a un solo partido. En cambio, la eliminación previa de los merengones implicaría por añadidura una crisis de caballo del eterno rival, para mayor alborozo de la hinchada barcelonista.

Ante todo este suculento panorama la otra final, la pequeña, está pasando casi desapercibida por aquellos lares. Quizá porque se sabe desde hace mucho tiempo la composición de los contrincantes. Pero mucho me temo que es otra la razón: que todo el mundo da por amortizado el triunfo blaugrana. Tanto es así que Javi Gracia, el entrenador del Málaga, tuvo ayer la suficiente dosis de sensatez para recordar lo obvio, terminado el partido frente al Almería (1-2) y la consiguiente recuperación de la susodicha séptima posición: “Al día de hoy hablar de Europa es una falta de respeto muy grande hacia el Athletic”, dijo a modo de recordatorio de una verdad absoluta: más que ningún otro es el equipo rojiblanco quien tiene a su alcance tan preciada perla, bien ganando la Copa al Barça el 30 de mayo o, en su defecto, terminando séptimo en la clasificación liguera.

Sucede sin embargo que mientras el Barça alimenta su condición de favorito con un estupendo estado de forma física, inspiración, poderío, mentalidad ganadora y confianza, el Athletic ha dado otro paso importante para minar la moral de la peña, por si fuera poca la abstracción que hay que hacer, amén del amor infinito a unos colores, y no te cuento nada la dosis de entusiasmo y fantasía, para peregrinar con alegría y mejor humor al Camp Nou.

El empate frente al Deportivo anima a la desafección, porque fue toda una exhibición de conformismo, dando por sentado que con el gol de Aduriz bastaba y sobraba para sojuzgar a un rival angustiado, con muchas carencias, pero dispuesto a luchar con denuedo hasta el último suspiro. Sobra recordar que se puede perder la final copera, porque el contrario es la mayor potencia futbolística mundial, pero difícilmente se puede asimilar que se malogre la otra meta, al alcance de la mano como estaba, por no afrontarla con el suficiente espíritu competitivo y ambición. Europa es un premio demasiado importante en sí mismo, y mucho más cuando el Athletic tiene una responsabilidad enorme hacia ese gentío que se va a dejar una buena pasta por arroparle en Barcelona contra viento, marea y agoreros. Ahora bien, ¿Pero habrá huelga? ¿Se ha acabado entonces la temporada? ¿Qué hacemos con la final copera? ¿Se aplaza al mes de agosto o mejor se reparte el título ex aequo y aquí paz y en el cielo gloria? ¿Será cierto que los batasunos de la AFE (versión Javier Tebas) llevarán a cabo su desafío o solo se trata de una bravuconada para obtener, bajo el manto de Villar y sus cuitas ególatras, una rebaja fiscal para este gremio de ricos y famosos? ¿Se atreverán con semejante jaleo?

Mucho me temo que... No.