Ya está. Solucionado. Mascarilla por la calle y nos olvidamos. Qué fácil. Estando en la calle, los niños podrán jugar tranquilamente. Mientras los adultos acuden en masa a conciertos y eventos de aforo multitudinario, ellos se quedan sin PIN o sin cabalgatas. Pero no pasa nada, porque ellos no se quejan. Ellos obedecen y listo. ¿Tan difícil hubiera sido organizar el PIN del BEC por horarios y aforos, un par de horas 200 niños por cuatro turnos -¡sin colas!-, por ejemplo, o empezar las cabalgatas de Reyes Magos y Olentzero en otros puntos de la ciudad (hablo de Bilbao) de manera que el recorrido fuera más largo y hubiera menos aglomeraciones? Incluso, sin lanzar caramelos, solo para disfrutar de la caritas de ilusión de los más pequeños cuando ven a esos maravillosos seres que intentan devolverles un poquito de esa ilusión que todo este rollo de la pandemia les h quitado. Un poco de normalidad de la buena para ellos.