Pocas veces en la vida, unas simples pero contundentes palabras, cambiadas en un texto legal (en este caso, el código civil) pueden cambiar, de la noche a la mañana, la realidad de la vida de miles de personas. En aquel histórico 30 de junio de 2005, se aprobaba la ley del matrimonio igualitario, que legalizaba y equiparaba tras largos años de lucha, que las personas del mismo sexo tuvieran los mismos derechos, que los celebrados entre hombres y mujeres. Afortunadamente y con el paso de los años, nuestra sociedad va avanzando en todo lo referente o lo tocante a derechos sociales, y lo que hace 15 años fue casi innovador y transgresor para muchas capas de dicha sociedad, hoy es visto y aceptado como una parte más de nuestro hacer cotidiano, a pesar de que homófonos y negacionistas de tales derechos, siempre los habido y los habrá. Celebremos, pues, y sigamos avanzando, en palabras de igualdad.