Cuesta entender que la Justicia española pretenda solucionar el conflicto catalán de forma tan burda y ponga la guinda acusando a Catalunya de dar un golpe de estado. La justicia no tiene nada que ver con la venganza y es un error judicializar un problema sustancialmente político.

¿No han pensado que la segura sentencia condenatoria, redactada antes de empezar el procés, será revocada por el TEDH y supondrá una grave humillación pues exigirá anularlo y negociar una solución a un conflicto político para que el pueblo catalán pueda celebrar libremente un referéndum de autodeterminación?

Todavía se está a tiempo de corregir errores, aunque, vana esperanza, pues el Supremo se dispone a emitir una sentencia injusta y de consecuencias irreversibles.