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Biribilketa

Un enemigo en el bolsillo

No me digan que la pasada semana no hicieron un repaso a sus comentarios en los chats de Whatsapp –guatxap le digo yo– a raíz de la publicación de los cruzados por Pedro Sánchez y José Luis Ábalos. Cierto que es imposible recorrerlos todos, a poca vida social y profesional que tenga uno, pero también habrá que admitir –aquí me ponen un emoticono de ojo guiñado en plan cómplice– que todos sabemos cuáles de nuestras conversaciones y con quién preferimos que no lleguen a publicitarse, bien por el tono excesivamente desenfadado, bien por la ironía o el sarcasmo que se convierten en cuchilla si aparecen descontextualizados; o por la sandez del contenido. A mí, me salieron unos cuantos. Vamos buscando amenazas a nuestro alrededor y resulta que a nuestro peor enemigo lo llevamos en el bolsillo. No, tampoco eso es justo. El martillo solo es un arma en las manos del que te aporrea la cabeza con él. Una aplicación de mensajería es solo un martillo que usamos con cierta ligereza y perdemos la perspectiva de algo que ya sabemos: la teoría de la comunicación y los números romanos.

Si un hecho lo conoce una persona, es materia de I; si lo conocen dos personas, ya es materia de II; si lo comparten tres, llega a III. Y tres unos juntos, del ruso al árabe, son 111. No abogo por ocultar hechos, veo la confianza sobrevalorada. Tu ojito derecho de hoy sale por peteneras el día menos pensado. Dicho lo cual, la interpretación conspirativa de lo leído hasta estas líneas de los chats del presidente del Gobierno español y el que fuera ministro de Fomento me parece hasta mojigata. El tono resulta de una simplicidad desmitificadora y el fondo, de una intrascendencia supina. Me quedo con mis chats, mucho más insensatos. Va usted a parar.