JUNTO a las lógicas repulsas y las reacciones más viscerales, los atentados de París han dado lugar a un corolario de mensajes que no son tanto una consecuencia como un afloramiento de sentimientos que estaban ahí antes. Es sencillo identificar el discurso xenófobo en las voces que tradicionalmente se han manifestado en esos términos en partidos políticos de toda Europa.

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