Más madera. Tras el álbum Zerrautsa (2025) y el lanzamiento del futuro EP Zura, del que se han dado a conocer canciones como egiegia o rita, Olaia Inziarte completará un díptico conceptual en el que se ha destapado como una brillante compositora y letrista. La artista del Baztan, de 26 años, lleva un año frenético en el que no ha parado de publicar temas nuevos, actuar en directo y colaborar con artistas más o menos afines como Izaro, Sara Azurza o Lawera. También ha participado en las sesiones de música en directo de Grindin radio, una versión a la vasca de la radio pública estadounidense y faro para melómanos KEXP.  

Inziarte pone el broche a un gran año con tres conciertos en otros tantos teatros emblemáticos de Euskal Herria: Gayarre (Pamplona, sábado 15 de noviembre), Campos Elíseos (Bilbao, jueves 18 de diciembre) y Victoria Eugenia (Donostia, sábado 27 de diciembre). Junto a la cantante, pianista y guitarrista navarra, se subirán al escenario Eric Deza (guitarra eléctrica, efectos), Gema Inés Murillo (guitarra eléctrica y acústica), Ander Unzaga (sintetizador, piano), Lore Nekane (bajo, sintetizador) y Josu Erviti (batería, percusión). La producción de estos espectáculos lleva la firma de la promotora y agente de la cultura euskaldun Loraldia. 

¿De dónde sale la idea de cerrar el año de este modo? ¿Buscaba espacios elegantes y con más intimidad? 

-Viene un poco de un sueño que siempre he tenido de poder actuar algún día con mis propias canciones en el Victoria Eugenia. Se lo había dicho hasta a mi madre. Me ha tocado estar ahí haciendo coros o tocando con otras bandas, pero nunca yo sola, y es algo que me hace mucha ilusión. Y, claro, si lo hacía en Donostia tenía que buscar otros sitios que también me encajasen y escapar así del donostiarcentrismo, empezando por Iruña, que me queda cerca, y luego en Bilbao.  

¿Es el fin de una etapa?

-A esta etapa le quiero alargar un poco más su vida. Este es un proyecto que me ha llevado mucho tiempo. Me ha costado mucho. Empezó con un disco de 14 canciones Zerrautsa al que luego le sigue un EP con tres temas Zura. Es una etapa que debe continuar su camino.

Olaia ‘meets’ Izaro


De todas las alianzas musicales que Olaia Inziarte ha establecido durante 2025 sobresale, por su impacto emocional y comercial, la canción Saldu genizun, con más de medio millón de reproducciones en Spotify. Se trata de un breve tema pop (2:34 minutos) cantado a dos voces, cargado de optimismo y química personal (“ze ederra den bizirik egotea / eta ederragoa da zurekin / egiten badut nire bidea”), que explota al final con la potente voz de Inziarte. Saldu genizun, a la que se refieren ambas cariñosamente como “pottoka moment” (por el caballito de la letra de la canción), fue interpretada en directo en el apoteósico final de gira cerodenero de Izaro el pasado 31 de mayo en el BEC.  

¿Las colaboraciones musicales se hacen para conectar con una audiencia más diversa o porque, en su caso, se las pide el cuerpo? 

-Depende mucho de la intencionalidad de cada artista. En el caso de Sara Azurza e Izaro, fueron propuestas que salieron de ellas, mientras que con Lawera fue algo mutuo. Me gusta pensar que las colaboraciones parten de la ilusión. En el último disco, por ejemplo, participa Natxo de Felipe, vocalista de Oskorri, y no surge de una amistad sino de algo que soñaba con hacer y probar a ver qué tal. A veces también puede pasar que no haya una conexión, porque no conectas con esa persona, y que la cosa no fluya. 

Los singles que ha ido sacando los últimos meses son cada uno de su padre y de su madre. ¿Con el tiempo se ha vuelto una artista más ecléctica? 

-Puede ser. A lo mejor, al principio de mi carrera me pasaba que no tenía tanto criterio o que el hilo conductual no estaba tan afinado. Siento que lo que ahora más une a las canciones que hago son algunos elementos determinados y el contenido de las letras, a las que les doy muchísima importancia. Juego mucho a partir de la letra, y de lo que cuenta la propia historia, y desde ahí me apetece probar y explorar cosas nuevas. No sé si un tema debe tener este sonido o este otro, pero sí que me considero una persona a la que le gusta mucho jugar para ver hasta dónde puedo llegar sin ningún tipo de prejuicio.  

¿La generación Z está más libre de géneros musicales o prejuicios que las generaciones más adultas? 

-Hoy en día hablar de géneros musicales es algo anticuado, exceptuando a grupos muy de nicho que hagan jazz, blues o cosas así. Pero, en general, todos los grupos actuales estamos muy contaminados (en el buen sentido de la palabra) de diferentes géneros. 

"Para mí, es algo natural beber artísticamente de varios lugares diferentes”

¿Y eso por qué? ¿Por la influencia de internet y las redes sociales?

-Vivimos en un entorno globalizado en el que escuchamos de todo y luego eso te lleva a abrirte musicalmente y a no pensar en términos de géneros musicales, que, como decía, ya está pasado de moda. Para mí, es algo natural beber artísticamente de varios lugares diferentes. El otro día hablaba con Bengo, que es un músico de Oiartzun, que me decía que en Euskal Herria ya es más underground hacer música acústica y tranquila que el trap. Los papeles que antes jugaban los géneros se han turnado. El género punk hoy en día ya no es lo más punk. 

¿Y qué es punk en 2025?

-Un grupo drag que desde la libertad ocupe los escenarios con sus cuerpos, por ejemplo. Según el contexto histórico y político en el que nos encontremos, las cosas van evolucionando de una manera determinada. Estoy pensando en el grupo Maruxak. Elles son unas personas drags, que se visten y se comportan cada una con su estilo, y cuando se suben a un escenario actúan y cantan siendo parte del colectivo LGTBIQ+. Su show parte desde ahí. Siento que eso ahora mismo es más punki que tener un grupo de punk que sigue hablando de la batalla de Amaiur. 

"Es más punki Maruxak que un grupo de punk que sigue hablando de la batalla de Amaiur”

¿Qué disco le ha volado la cabeza últimamente? 

-Un disco de Euskal Herria que, aunque no es muy nuevo, me enganchó y me voló la cabeza en su momento fue el de Bloñ (Bañolet kantuz, 2021). Es un álbum que hicieron para la banda sonora de una película y es algo que se nota mucho en el viaje musical que proponen. En directo está muy bien adaptado. Los vi en el gaztetxe de Baiona y flipé. Maia Iribarne tiene una voz superespecial y Pascal es un guitarrista increíble. Fuera de aquí estoy escuchando muchísimo a Guitarricadelafuente, que me parece buenísimo a nivel de producción, temas, arreglos, videoclips… Otro disco que me ha encantado es el de Silvia Pérez Cruz y Salvador Sobral (Silvia & Salvador).

Después de Zerrautsa y Zura el siguiente disco podría llamarse Zura ukitu (Tocar madera). 

-(Ríe). No tengo el siguiente disco listo. Sería una locura: necesito vivir y tener tiempo para poder luego crear. Pero, eso sí, hace meses que ya sé cuál va a ser el título, aunque todavía no lo puedo desvelar. 

¿Alguna pista? 

-Se me ocurrió escuchando una canción bastante mítica de Benito Lertxundi. 

¿Bizkaia maite?

-No.