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La presencia militar no frena los disturbios que se extienden por Chile

Tres cadáveres han aparecido entre los restos de la quema de supermercados

La presencia militar no frena los disturbios que se extienden por Chileefe

Santiago de Chile - La violencia continuaba ayer en las calles de Chile, con epicentro en la Plaza Italia de la capital del país, donde desde la mañana, y tras una noche con toque de queda, se comenzaron a registran enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad.

La céntrica plaza de Santiago registraba la llegada masiva de grupos de gente desde todas las avenidas que allí confluyen, algunos en actitud violenta, lanzando adoquines y piedras a los agentes policiales, tumbando semáforos, señales y destrozando mobiliario urbano. Sin embargo, buena parte de las movilizaciones transcurrían pacíficamente protestando con cacerolas, en una nueva muestra del descontento ciudadano por la carestía y desigualdades del país que, con la subida del precio del billete del metro como punta de lanza, estalló la semana pasada, derivando en violentos disturbios, desde la quema de estaciones de metro, hasta destrozos de mobiliario y multitud de saqueos a comercios y supermercados.

Hasta el momento, tres personas han fallecido, después de que se confirmase el hallazgo de un cadáver en un supermercado que fue incendiado en la madrugada de ayer en Santiago, lo que se suma a las dos víctimas que ya estaban confirmadas.

Este tercer fallecido fue encontrado entre las cenizas del incendio provocado en un supermercado ubicado en la calle Matucana de la capital, mientras que los otro dos cuerpos de mujeres se encontraron calcinados en el interior de otro supermercado diferente, en la comuna santiaguina de San Bernardo, recinto que también fue saqueado e incendiado.

La Región Metropolitana, en la que se ubica la capital del país, se encuentra en estado de emergencia, lo que ha hecho que sea el Ejército quien asuma la responsabilidad de mantener el orden. En otras cuatro regiones del país rige también esta medida, después de que el estallido violento se expandiera por el país: Valparaíso (centro), Concepción (sur), las comunas de Coquimbo y La Serena, en la región de Coquimbo (norte) y la comuna de Rancagua (centro) desde la madrugada de ayer.

En Santiago, Valparaíso y Concepción hubo toque de queda hasta las siete de la mañana de ayer que prohibió la libertad de movimientos ciudadana, pese a lo cual, aunque en menor medida, siguieron registrándose algunos incidentes, principalmente saqueos en comercios y supermercados, que todavía se registraban en al amanecer. Unos 3.000 militares realizan labores de contención de la violencia, junto a otros 5.000 unidades entre carabineros y agentes de la Policía de Investigaciones.

Desigualdad social El alza del precio del pasaje del metro de Santiago es solo la punta del iceberg. El telón de fondo es la desigualdad social, la concentración extrema de la riqueza, la impunidad ante la corrupción, la desconexión de la élite política y la precariedad de la sanidad, las jubilaciones y el sistema educativo.

No son problemas de ahora, se arrastran desde hace años y algunos tienen su origen en la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), pero han confluido estos últimos días en un estallido furioso sin precedentes en la historia reciente de Chile, un país que se consideraba una balsa de aceite dentro de la convulsionada América Latina.

El sistema de pensiones es uno de los puntos que más rechazo concita en la sociedad chilena. El modelo fue establecido en 1980, durante la dictadura de Pinochet y obliga a los trabajadores a depositar cada mes cerca del 12% de su sueldo en cuentas individuales manejadas por entidades privadas conocidas como Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). Las AFP invierten en los mercados en busca de rentabilizar sus fondos y obtienen beneficios millonarios, pero no entregan pensiones dignas a los jubilados, que reciben mucho menos dinero del que ganaban cuando trabajaban.

El anuncio del presidente Piñera de dar marcha atrás la subida del billete del metro no logró tampoco para los saqueos y el vandalismo, porque la violencia ya se había convertido en un modo de expresar el descontento con el modelo político, económico y social. - Efe