Hyundai pretende con esta nueva puesta en escena “redefinir el estilo de los vehículos eléctricos”. Argumenta que, para lograrlo, la nueva declinación N Line del Kona a batería aporta “una cautivadora mezcla de diseño deportivo y eléctrico” destinada a cautivar a “los clientes que quieren destacar entre la multitud”. Mensajes publicitarios al margen, no cabe duda de que este acabado es una flecha al corazón de las personas especialmente sensibles a las cosas bien hechas. Es, además, un aliciente extra para quienes sopesan dar el salto a la movilidad sostenible.

La definición N Line conjuga las prestaciones y la autonomía del Kona Eléctrico con un diseño deportivo y dinámico. Esta variante del SUV más vendido de la casa ofrece, además, amplias posibilidades de personalización.

Plantea detalles como los parachoques exclusivos, unos elegantes faldones laterales y un juego de llantas específicas de 19 pulgadas concebidas para enfatizar el carácter del modelo. El habitáculo incorpora asientos deportivos con el logotipo N Line y costuras rojas de contraste, pedales metálicos, así como matices en rojo en el volante y el salpicadero. El objetivo de esta ambientación, según el fabricante, “es proporcionar una experiencia de conducción emocionante sin renunciar al confort y la funcionalidad”. El Kona Eléctrico N Line programa en su lanzamiento un tono de carrocería especial, Serenity White Pearl, combinado con techo en Abyss Black Pearl.

Hyundai asigna a esta definición el nivel de dotaciones más completo, en el que se incluyen abundantes ayudas a la conducción, sistemas de seguridad y recursos de conectividad y confort. La oferta en dos variantes, una desde 34.320 euros y otra más completa a partir de 41.170. La motorización transmite 204 CV a las ruedas delanteras; surtida por una batería de 65 kWh, augura una autonomía de 440 a 520 km. La terminación N Line también se vincula a motorizaciones de combustión e híbridas del Kona.