Los mensajes que fomentan la transición tecnológica van calando entre las personas que se plantean adquirir coche a corto o medio plazo. Lo detecta el Estudio Sostenibilidad y Consumo 2023 del Observatorio Cetelem. Su encuesta constata que el 21% de compradores potenciales asegura que su próximo modelo será un híbrido, enchufable (PHEV) o convencional (HEV), con etiqueta Cero Emisiones. Esos partidarios a priori duplican a los que tienen claro que seguirán confiando en modelos de combustión, gasolina y diésel (11%).
Los consultados muestran gran interés por la movilidad sostenible, prioritaria para 7 de cada 10. El porcentaje de intención de compra de automóviles electrificados supera al de motores de combustión. Sin embargo, a la hora de la verdad, las matriculaciones señalan lo contrario. De enero a septiembre, los híbridos no recargables han supuesto el 14% de las matriculaciones, casi lo mismo que los diésel (13%); la suma de los microhíbridos (18%), los eléctricos puros (5%) y los híbridos enchufables (7%) queda muy lejos del 41% que suponen los modelos con motor de gasolina. Una cosa es hacer declaraciones de intenciones y otra cumplirlas: si los fumadores decididos a dejarlo lo hiciesen, desaparecerían los estancos.
A juicio de las personas consultadas, la electrificación plena tropieza en los mismos obstáculos de siempre: el elevado precio de adquisición, las limitaciones de autonomía y las dificultades para la recarga. En este último aspecto hay un factor determinante que no invita al optimismo respecto a la difusión a corto plazo del vehículo eléctrico: la mitad de la población carece de una plaza de garaje o de una vivienda individual que permitan colocar un punto de reabastecimiento. Solamente el 17% de los encuestados dice conocer el Plan MOVES III de ayudas para la instalación de tomas de recarga.