A río revuelto, ganancia de pescadores. En las últimas seis citas del calendario de MotoGP han sacado la caña seis pilotos diferentes. Algo más que inusual. La ausencia del jerarca Marc Márquez ha abierto la veda para los actores secundarios. En esta ocasión, en el Gran Premio de Portugal, sobresalió la figura de Marco Bezzecchi, que protagonizó una actuación sobresaliente. “Secillamente, perfecto”, calificó su jefe en Aprilia, Massimo Rivola. Una marca que por primera vez rubricó tres victorias en la misma temporada. Este último triunfo le sirvió a Bezzecchi para consolidarse en la tercera plaza del campeonato, beneficiado también por la caída de Francesco Bagnaia. El piloto de Rimini solo necesita sumar tres puntos en la última carrera, en Valencia, para sellar el tercer puesto. 

La actuación de Bezzecchi fue impecable. Partió desde la pole y lideró de inicio a fin. Hizo anodina la carrera. Se disparó como una bala desde la pole. Seguido arriesgó con la goma fría para marcar distancias. Sólido. Autoritario. Sin proyectar debilidades. Álex Márquez y Pedro Acosta trataron de engancharse con uñas y dientes al colín de la Aprilia. Pero Marco rodaba desatado. En la tercera vuelta ya gozaba de ocho décimas de ventaja. “Al principio lo he dado todo”, confesó. Fue un azote.

Álex Márquez y Acosta claudican

Álex hizo surgir de pronto un ritmo que sembró la esperanza de la competencia. Redujo la diferencia a cuatro décimas, pero entonces Bezzecchi respondió de inmediato para contraatacar con una velocidad endiablada. El ritmo de crucero le permitió ampliar la distancia por encima de los tres segundos. Sin fisuras en el pilotaje. 

A esas alturas, Acosta también parecía haber claudicado en la pugna por la segunda posición, de la que estaba a más de dos segundos. Pero el murciano resucitó para hacer reaccionar a Álex. “Lo estaba intentando, pero morí en la orilla”, lamentó Acosta, a lomos de una KTM que no logra afianzar un ritmo sostenido durante los casi tres cuartos de hora que se prolonga una prueba. “Nos falta ritmo y tracción al principio de las carreras”, confesó el de Mazarrón, que se quedó a seis décimas del segundo peldaño del cajón. Con este tercer puesto igualó los cinco podios del curso pasado. 

Álex, ganador de la prueba al esprint, ató el segundo lugar por séptima vez este año. “Iba bastante al límite”, admitió Álex. El de Cervera logró mantener el embiste de Acosta y tuvo que conformarse con el segundo puesto. Quedó rendido ante el potencial del flamante vencedor.

Bezzecchi festeja el triunfo en Portimao junto a los componentes del equipo Aprilia. EFE

Aprilia amenaza para 2026

“Dieron un gran paso adelante comparando con ayer. Marco fue mejor en todos los sitios. Nosotros tratábamos de mantenernos”, confesó Álex. Bezzecchi, autor de su segunda victoria del año tras la obtenida en Silverstone, se ha convertido en uno de los pilotos más en forma de los últimos tiempos. “Atención al año que viene”, advirtió un optimista Rivola. El responsable de Aprilia vino a decir que esta actuación en Portimao, sumadas a las de los últimos días de MotoGP, puede ser el aperitivo de un fantástico 2026. “Seguro que ahora están mucho más cerca”, confirmó el menor de los Márquez percibiendo la amenaza que se cierne sobre Ducati.  

La caída a plomo de Bagnaia

El garaje de Aprilia era una fiesta. “Estoy muy contento, ha sido una carrera fantástica. Tenía miedo respecto a Pedro y Álex, pero estaba supermotivado. Me sentía muy bien. He disfrutado muchísimo”, celebró Bezzecchi. El piloto de Rimini está 35 puntos por encima de Bagnaia. Su compatriota de Turín vive desolado. Está cayendo a plomo. De hecho, Acosta está a solo tres puntos de la cuarta posición del italiano de Ducati. En esta ocasión, Bagnaia sufrió una caída en la vuelta número 11 de las 25 pactadas. Rodaba en cuarta posición, en tierra de nadie, porque no ofrecía síntomas de poder luchar por el podio y tampoco estaba siendo acechado por detrás. Su situación es más que preocupante.

Sin apenas emoción en el debate por las tres primeras posiciones, la realización se centró en la escalada de Fermín Aldeguer, que cruzó la meta en cuarto lugar tras partir undécimo. Seguido llegaron Brad Binder y un Fabio Quartararo que está desesperado con el rendimiento de la Yamaha. El francés, que arrancó tercero, es rápido a una vuelta pero desfallece en carrera. Este vez fue sexto con una máquina que ocupará el último lugar del Mundial a nivel de fabricantes.