Cualquier propietario de gato ha tenido que pasar por el trance de tener que sujetar a su gato para darle un medicamento, cortarle las uñas o limpiarle las orejas. No digamos un veterinario, que tiene que hacerlo en un entorno que el gato considera definitivamente hostil con agujas, termómetros, bastoncillos e incordios varios de los que no quiere saber nada. En estos casos, y aunque se le haya habituado a la manipulación, es muy probable que se vuelva una bola de patas, uñas, dientes y maullidos intentando huir.

Una de las técnicas que durante mucho tiempo se ha utilizado para calmarlo durante la manipulación y que se deje hacer sin revolverse demasiado es la clipnosis, cuyo nombre técnico es inhibición de la conducta inducida por pinzas. Es algo tan simple como sujetar, como pellizcar la piel detrás del cuello del gato. Por regla general se queda inmóviles, inertes. Parecen hipnotizados. Tan eficaz parece esta técnica que se comercializan unos clips, unas pinzas con las que se pellizca este pliegue en el cuello a zona y las dos manos quedan liberadas para trabajar sobre el animal. De ahí lo de clipnosis.

La técnica del 'burrito' permite que el gato esté más relajado y cómodo durante la manipulación veterinaria. Freepik

La teoría que sustentan esta práctica es que las madres gatas engancha de este punto a sus cachorros cuando son muy pequeños para llevarlos de un lado a otro. Para los pequeños es un momento relajado y de calma en el que se dejan hacer. Se supone que una vez en la edad adulta queda un reflejo de esta práctica que en el momento que notan el pellizco les calma.  

Hay varios estudios que avalan esta técnica, como el publicado en el Journal of Feline Medicine and Surgery en 2019 por investigadores de la Memorial Animal Hospital dirigidos por el profesor Anthony Buffington de la Universidad de Ohio Megan Pozza y titulado Inhibición conductual inducida por pellizco (clipnosis) en gatos domésticos. En este estudio, 30 de 31 gatos analizados quedaron “desactivados” después de que se les aplicara una sencilla pinza de papelería. En ese momento, la cola se dobla bajo el cuerpo contraído del felino, que se queda pasivo. Las pruebas confirmaron que las pinzas no dañaban la piel ni el flujo sanguíneo, puesto que su presión es moderada y el procedimiento dura solo unos minutos. Los análisis de presión sanguínea, tasa cardíaca o temperatura corporal mostraron que su respuesta no respondía al miedo ni al dolor.

Críticas a la clipnosis

Pero otros veterinarios y etólogos no ven con bueno ojos esta práctica, que si bien resulta efectiva, no tiene claro que resulte inocua para los gatos. Es más , mantienen la tesis de que lejos de resultar calmante, puede ser una fuente de estrés y de inseguridad para el gato. Es lo que sostienen, entre otros, el veterinario y divulgador Adrián Conde desde su canal de Instagram Adrian Conde VET o Laura Londoño, de Lauvet.

Explican que el reflejo de calma por suspensión en los cachorros de gatos acaba cuando ya tiene unas pocas semanas de vida. Ya de adultos, para los gatos, este pellizco puede suponer un reflejo del apareamiento en las hembras, a las que el macho sujeta por el cuello y copula con cierta violencia, o el de presa que ha sido atacada por un depredador. Ambas situaciones son estresantes y en ellas también hay una inmovilidad en la que el gato se deja hacer, se deja llevar.

El ‘burrito’ de toalla, la alternativa

Los veterinarios ofrecen una alternativa de contención segura para animales y personas en el momento de manipular a los gatos para darles la medicación o cortarles las uñas, el burrito. Se trata de una técnica de envoltura con toalla que facilita la sujeción de una forma segura y cómoda para todos. Enrollado con una toalla dejando fuera la cabeza y apoyado en un brazo es la técnica que menos estrés le crea. Parece un abrazo.

 Para llevar a cabo esta técnica sólo hace falta una toalla de baño grande y no muy gruesa. Lo primero es extender la toalla sobre una mesa con el borde largo hacia nosotros. Tratándolo con suavidad, hablándole con calma y ofeciendole alguna de sus chucherías preferidas, ponerlo sobre la toalla extendida con la cabeza alineada con el borde largo de la toalla. Colocando suavemente la mano sobre la cabeza y el antebrazo sobre el lomo presionar con cuidado para tratar de que se tumbe. Puede bastar con que se acurruque. Con la mano libre y sin soltar al felino, pasar el extremo corto de ese lado por encima de la espalda del gato dejando la cabeza fuera y envolviendo el cuello y las patas delanteras con firmeza.

Cambiando la mano y el brazo que sujetan la cabeza y presiona el lomo, repetir la maniobra con el otro extremo de la toalla fijándola con firmeza. Una vez hecho, levantar el gato y envolver con el resto de la toalla la parte abdominal de la mascota de atrás hacia delante.

Una vez envuelto el animal, sujetarlo con un brazo contra el cuerpo y darle las medicinas o limpiar las orejas. En caso de que se quiera cortar o limar las uñas habrá que dejar fuera la pata con la que se quiera trabajar, repitiendo el proceso con cada una de ellas. Lo mismo con la cola si es la parte que se quiere tratar.

De todas formas, esta técnica no se improvisa. Esto significa que es necesario un trabajo de habituación. Y en cualquier caso hay que interrumpir el proceso si se ve que el animal se estresa demasiado.