En plena posguerra, cuando el régimen franquista controlaba férreamente la radio y la prensa, un hecho insólito sacudió la capital guipuzcoana. La noche del 15 de agosto, a las 22.15 horas, la señal de Radio San Sebastián fue tomada por la Resistencia vasca. Según relataba la Oficina de Prensa de Euzkadi (O.P.E.) en su boletín clandestino de septiembre de 1948, el programa habitual fue interrumpido por un mensaje urgente: “Atención, atención”.
Lo que vino después no era la voz del régimen, sino una proclama insumisa: “Desde las poderosas ondas de Euzkadi libre, hablamos a todos los pueblos de Euzkadi. Vamos a suplantar los discursos oficiales para señalar y difundir nuestros comentarios y mensajes de la Resistencia vasca. Sí señores, somos las ondas de la CIA. El Frente de la Resistencia sigue en marcha. Habla la emisora instalada en el monte Igeldo.”
Durante varios minutos, en lugar de boletines franquistas, los oyentes escucharon llamamientos como “Franco, tu hora va a sonar; las tiranías son efímeras y la libertad sobrevive”, o el compromiso de que “Euzkadi no descansará hasta tener su propio gobierno”. La retransmisión terminó con un grito colectivo: “Todos contra Franco”.
El boletín impreso por Editorial Vasca recogió que la repercusión en la conocida como La Bella Easo fue inmediata: “El pueblo comentaba el hecho con alegría y no se hablaba de otra cosa”. El gesto no solo rompió la monotonía propagandística de las ondas, sino que también envió un mensaje inequívoco: incluso bajo el férreo control del régimen, la Resistencia tenía capacidad técnica y organizativa para desafiarlo públicamente.
Cinco días después, el 20 de agosto, las autoridades franquistas respondieron con registros, interrogatorios y detenciones. En palabras de la O.P.E., se trató de una “medida de represalia por la interrupción de la emisión”, que incluyó el corte de la programación durante media hora y la sustitución por “propaganda oficial”. Entre los objetivos de la redada estuvieron conocidos opositores antifascistas como Pedro Santamaría, José Zarranz, Francisco Ochoa, José Ángel Iruretagoyena y Manuel Mendizabal.
El 25 de agosto, Franco realizó su habitual visita a Donostia. A diferencia de otros años, la presencia del dictador estuvo rodeada de un despliegue policial “abundante y vigilante”. El boletín señalaba que la llegada de Franco fue acompañada de “una intensificación del servicio de policía y la instalación de controles para prevenir cualquier incidente”.
La prensa clandestina interpretó esta sobrerreacción como un efecto directo del sabotaje radiofónico. “Franco, en su visita anual, se ha encontrado con un clima tenso y una vigilancia extrema, señal inequívoca de que la Resistencia sigue viva”, concluía la página propagandística.
Creada por el Gobierno Vasco en el exilio tras 1937, la Oficina de Prensa de Euzkadi operaba como una auténtica agencia de prensa clandestina. Desde Iparralde o enclaves franceses y con una red de corresponsales secretos en Euskadi sur, recogía información sobre la represión franquista y las acciones de resistencia. Su misión era doble: mantener informada a la diáspora vasca y suministrar datos a la prensa internacional, desmintiendo la propaganda oficial.
En el caso de agosto de 1948, la O.P.E. recibió informes directos desde Donostia, escritos con detalle sobre lo ocurrido en la emisora, las reacciones ciudadanas y la respuesta represiva. Estos boletines fueron publicados en septiembre de ese año por Editorial Vasca.
El boletín de la O.P.E. también subrayaba que la irrupción en Radio San Sebastián no fue un hecho aislado, sino parte de una campaña más amplia de la Resistencia vasca contra el aislamiento impuesto por el franquismo. Las emisiones clandestinas se intercalaban con proclamas en contra del “sistema de ineptitud y latrocinios” del régimen y en favor de la “justicia social” y la “libertad vasca”. Según recogía el pasquín, la población recibió la acción con un entusiasmo que desbordó las calles, multiplicando las conversaciones y gestos de complicidad entre vecinos, “algo inusual bajo la estricta vigilancia de la época”.
CRONOLOGÍA
Diez días que sacudieron las ondas en Donostia
15 de agosto de 1948, 22.15 h. La programación de Radio San Sebastián es interrumpida por la Resistencia vasca. Una voz anuncia: “Atención, atención. Desde las poderosas ondas de Euzkadi libre…”. Se emiten proclamas contra Franco y a favor de la unidad vasca. Se afirma que la emisión procede de “la emisora instalada en el monte Igueldo”.
16 de agosto de 1948. La O.P.E. informa de “entusiasmo indescriptible” entre la población donostiarra. El sabotaje se comenta en bares, comercios y plazas. Noticias de otras zonas confirman la repercusión.
20 de agosto de 1948. Respuesta represiva: interrupción de la emisión oficial durante media hora. Registros, detenciones e interrogatorios para identificar a los responsables. Entre los vigilados: Pedro Santamaría, José Zarranz, Francisco Ochoa, José Ángel Iruretagoyena y Manuel Mendizábal.
25 de agosto de 1948. Francisco Franco realiza su visita anual a Donostia. Despliegue policial excepcional, con controles y patrullas reforzadas.
Clima tenso, interpretado por la O.P.E. como efecto directo del sabotaje.