Hugo Cabanas (Bilbao, 13-VIII-1990) llega con demora a la cita tras sufrir, en su desplazamiento desde Burgos por motivos laborales, un pinchazo en la rueda derecha delantera de su automóvil, por lo que pide disculpas. “Faltaría más”, se le apela. El de Rekalde, aunque residente en Barakaldo, es un defensa polivalente muy conocido dentro del fútbol de bronce vizcaino, ya que, tras formarse en la cantera del Danok Bat, ha militado en el Indautxu, Iturrigorri, “el equipo de mi barrio”; Eibar B, “donde coincidí con Gaizka Garitano y con Ander Capa, con el que viajaba en coche a Eibar”; Balmaseda, “donde pasé mi mejor etapa como futbolista”; Sestao River, Gernika y a día de hoy en el Leioa, en el que es el capitán y con el que ha certificado matemáticamente el billete al play-off de ascenso a Segunda RFEF, categoría en la que no ha llegado a competir, porque “quizá mi impulsividad ha jugado a favor y también en contra”.

Han logrado a falta de cuatro jornadas la clasificación matemática al ‘play-off’. ¿Esperaban que fuera tan pronto?

No esperábamos lograrlo tan pronto. Estamos haciendo números muy buenos y al final tiene premio. En el vestuario solemos decir que desde el día del Barakaldo en Sarriena dimos un cambio, nos replanteamos las cosas y desde entonces el equipo ha evolucionado mucho.

Dice que desde el partido ante Barakaldo. ¿Dolió mucho aquel 0-6?

Sí, está claro. El que diga que no, miente. Yo no había recibido una goleada así en la vida. Obviamente el Barakaldo ha estado a otro nivel comparado con el resto. Es de aplaudir el nivel que ha dado en Tercera, porque ya no es ganar partidos, es hacerlo con la contundencia que lo ha hecho y sin fallar. Es súper complicado, porque siempre puedes tener un día malo que lo echas todo atrás. Pero la confianza que ha demostrado es increíble. Aparte de eso, es cómo te ganan, sintiéndote muy sobrepasado.

¿Se duerme en noches así, cuando le vapulean de esa manera?

Se duerme, pero mal y poco. Es un golpe duro. La reacción también fue buena, porque no hubo un lunes o un martes catastrófico en el entrenamiento. Te puede llevar a reproches, a recriminar. Nos lo tomamos, al final, muy bien como grupo. Supimos hablar las cosas, entender que, aunque te veas sobrepasado en el partido, hay que juntarse, ayudarse, hablar y así todo se saca. Fue el clic que nos hizo reaccionar.

Conseguido ya el objetivo del ‘play-off’, ¿el reto es blindar la segunda plaza que ocupan?

No debe haber ningún tipo de dudas. Sobre todo, y yo lo he hablado con los compañeros en las charlas, porque el fútbol también son dinámicas y es súper importante el saber mantener una continuidad en lo que estás haciendo, creyendo en lo que haces. Si tú ahora en los últimos tres partidos dejas de trabajar como has venido haciendo, no vas a llegar tan enchufado quizás al ‘play-off’. Los que vienen desde atrás llevan una dinámica de competición mucho más exigente que los que quizás se ven más arriba y no nos puede llevar eso a engaños.

¿Cuál es el ADN de este Leioa?

La solidaridad, tanto en defensa como en ataque, el compañerismo y la fortaleza grupal. Al principio quizás teníamos algunas dudas, sabíamos que podíamos hacer las cosas mejor de lo que lo estábamos haciendo, pero no nos veíamos tan solventes. Concedíamos más ocasiones de las que nos gustaría y el darle una vuelta a eso nos ha hecho ser mejores. Ahí está la clave.

Es una plantilla de contrastes, con ocho jugadores que superan los 30 años de edad. ¿La experiencia les da una plusvalía?

Siempre que se junta veteranía con juventud es algo que aporta mucho valor al equipo. Ahora ya pasando los 30, intentas ayudar siempre a los que ves más jóvenes por todo lo que has pasado tú, por lo que has visto que podías haber hecho y quizás no has hecho. Los veteranos, además, somos un poco vinagres y nos gusta meter las gomas a los jóvenes y también entre nosotros. Creo que hay buena mezcla.

Hablando de veteranos, ha jugado en varios clubes, pero no ha llegado a competir nunca en Segunda RFEF. ¿Qué le ha faltado para dar ese salto?

No lo sé. Ha habido temporadas en las que he tenido más altibajos, quizás demostrando nivel de poder hacerlo y luego ha habido momentos en los que he estado más bajo. Mi impulsividad ha jugado a favor y también en contra.

¿Qué tipo de jugador es Hugo?

Un jugador intenso, comunicativo y un defensa de los de antes, como se suele decir.

¿De los de la vieja escuela?

Sí, me gusta ser defensa de los que aportan, trabajan sin descanso. Creo que una de las virtudes ha sido ser fuerte en el choque, en las disputas, intenso...

¿Central o lateral?

Ahora mismo estoy muy cómodo de central, sí que es verdad que de vez en cuando todavía me gusta hacer alguna que otra incursión y disfruto mucho también los minutos de lateral que tengo.

Suma cuatro goles, una marca que no está mal para un defensa. ¿Se ha descubierto un nuevo don?

(Risas) Muchas veces en los entrenos he dicho, entre bromas y demás, que yo de delantero daría algún que otro susto. A ver, es una buena marca, cuatro goles para un defensa está bien y creo que en todo lo que se pueda aportar, aunque suene muy repetitivo, es positivo para el equipo. Es de las mejores marcas que he hecho personalmente, pero en todas las temporadas siempre he metido un par o tres.

A sus 32 años, ¿qué le da el fútbol?

Me libera muchísimo, me da esa rutina... Los que llevamos haciéndolo desde pequeño es como una especie de droga y la verdad es que el día a día con los compañeros te hace que la cabeza funcione mucho mejor. Muchos días que vienes, todos tenemos nuestras historias, nuestros trabajos, nuestros problemas... y llegar siempre al vestuario, ponerte de corto y empezar a ver a la gente, que es un grupo bueno y al que le gusta el cachondeo y demás, para mí es de lo más importante. l