El grupo IV de Tercera RFEF ha llegado a su ecuador. El paso fin de semana se cerró la primera vuelta de la liga regular más corta, sin mediar pandemia, de los últimos tiempos, con un escaso trayecto de treinta jornadas. Consumada la mitad del camino, el retrato se detiene en el Barakaldo, el dominador absoluto del grupo, ya que sus números son contundentes. Es el líder intratable, saca nueve puntos al segundo clasificado, es el único del grupo invicto, solo ha cedido tres empates, es el conjunto más goleador y el menos goleado, por lo que solo una hecatombe en las quince fechas que restan privaría al colectivo dirigido por Imanol de la Sota, que el curso pasado entrenó al Bilbao Athletic hasta que fue destituido hace un año, del ascenso directo a Segunda RFEF. El monólogo del equipo aurinegro es evidente y convierte en espectadores al resto de escuadras, que, a priori, se tienen que conformar con objetivo secundarios. Entre ellos asoman otros ocho representantes vizcainos, que se mueven en terrenos dispares. Basconia, Leioa y Deusto ocupan puestos de play-off, con el acecho a los mismos del decepcionante Portugalete, en tanto que la Cultural de Durango se ha estancado y Aurrera de Ondarroa, Padura y Urduliz pelean, por su parte, por evitar el descenso.

El Barakaldo, así las cosas, apenas ha dado opciones a los diferentes rivales, si bien Basconia y Cultural han sido capaces de arrancar un punto de Lasesarre, y el Deusto, el pasado sábado, impidió con el 1-1 en Etxezuri el pleno de los de Ezkerraldea como visitantes. Se trata de un conjunto sin fisuras, donde sobresale la riqueza anotadora se los Orozko, Urkiza o Urki, la seguridad defensiva y la variedad de alternativas en la medular. El Basconia, mientras, no quiere perder la estela del líder y el equipo de Carlos Gurpegi ha superado exigentes duelos cuando peor lo tenía, como ya ocurriera en La Florida o en su última comparecencia en Artunduaga frente a la Cultural, aunque también ha ofrecido fiascos ante enemigos asequibles. Caso que también se da en el Leioa, que, así y todo, cerró la primera vuelta con una exhibición anotadora en Sarriena ante el Pasaia. En noviembre, con todo, el conjunto azulgrana se hizo con los servicios de Erik Tajada, procedente del Dinamo San Juan, equipo de División de Honor y con el que disputó la histórica previa de Copa ante el Autol riojano. La Cultu, por su parte, ha ofrecido luces y sombras, al mismo tiempo que el equipo de Beñat Etxebarria se ha frenado tras enlazar dos derrotas consecutivas.

Mención aparte ocupa el Portugalete, que arrancó el curso como uno los máximos aspirantes. Sin embargo, el cuadro jarrillero no ha estado a la altura de las circunstancias desde el inicio, cuando solo sumó un punto completadas las tres primeras jornadas. Patxi Salinas, que la campaña pasada salvó del descenso al Bilbao Athletic, no generó ilusión en la parroquia de La Florida y presentó su dimisión el pasado 5 de diciembre tras el duro revés que sufrió el Portu en Unbe ante el Vitoria. La Junta Directiva de Edu Rivacoba apostó por Iban Fagoaga como su sustituto y el de Bera ha sumado dos victorias y un empate, aunque tampoco logra de momento entusiasmar con su plan. Es el único relevo que se ha dado en los banquillos, en los que Aritza Escandón es un clásico en la categoría al mando de un Deusto que escala sin hacer ruido. El conjunto tomatero es creíble en Etxezuri, donde nadie ha sido capaz de ganar, y lejos de su guarida se caracteriza por su solvencia, con solo dos derrotas en su haber.

Codazos por abajo

La pelea por huir de las tres últimas plazas que suponen la pérdida de categoría ha sido intensa en estas primeras quince jornadas. El Aurrera de Ondarroa, que el domingo pasado cayó en La Florida y que este rinde visita al líder, un Barakaldo que ya le goleó en el estreno liguero; tiene un colchón de tres puntos respecto al Pasaia, que es el que marca la zona de peligro, aunque el equipo costero ha ido de menos a más en juego pese a que no le han acompañado los resultados en ciertos enfrentamientos. Situación similar a la del Padura, que vive un histórico estreno en Tercera RFEF, en la que comenzó su andadura con unas malas sensaciones que se han ido corrigiendo, sobre todo cuando los de Aitor Garmendia han encontrado soluciones a sus penurias ofensivas. Déficit que no soluciona un Urduliz, que no sabe lo que es ganar desde la octava jornada. Los de Alain Arroyo reconocen sus limitaciones en ataque, como se ha reflejado en sus duelos recientes ante el Aurrera de Vitoria y Touring, los dos últimos clasificados y a los que no han sido capaces de vencer.