La UEFA se metió ayer martes en un charco de enormes dimensiones con su decisión de impedir que el Allianz Arena de Múnich se ilumine hoy miércoles con los colores de la bandera arcoíris durante el tercer encuentro de la fase de grupos de la Eurocopa que enfrentara a Alemania con Hungría. La petición, cursada por el alcalde de la ciudad bávara, Dieter Reiter, y recibida por el máximo organismo del fútbol europeo el lunes, fue rechazada al considerarse que “está motivada por una decisión política que ha sido tomada por el Parlamento húngaro”. Esa decisión adoptada a iniciativa del Gobierno del ultraderechista Viktor Orbán es la de prohibir que en los programas escolares de los colegios se trate cualquier tipo de temática relativa a la homosexualidad y se suma a otras leyes en la misma línea adoptadas en los últimos tiempos, como la que impide que las parejas homosexuales y transexuales puedan adoptar niños.

Tras relatar las distintas campañas en favor de la diversidad y la inclusión que ha ido promoviendo en los últimos años y pese a asegurar que “el racismo, la homofobia, el sexismo y todas las formas de discriminación son una mancha en nuestras sociedades y representan uno de los mayores problemas a los que se enfrenta el fútbol hoy en día”, la UEFA argumenta su decisión en el hecho de que “a través de sus estatutos” es una organización “política y religiosamente neutral” y que dado el contexto político que atribuye a la solicitud realizada por el Ayuntamiento de Múnich debe “rechazarla”, aunque entiende que “la intención es también enviar un mensaje para promover la diversidad y la inclusión, causas que hemos estado apoyando durante muchos años habiendo unido fuerzas con los clubes europeos, las selecciones nacionales y sus jugadores, lanzando campañas y un gran número de actividades en Europa para promover la ética de que el fútbol debe estar abierto a todo el mundo”.

Esa supuesta neutralidad del máximo organismo del fútbol europeo, que el lunes ya abrió una investigación a Manuel Neuer, portero de la selección alemana, por lucir un brazalete con la bandera arcoíris -ha sido archivada-, ha generado oleadas de rechazo por parte de la inmensa mayoría del universo futbolístico y de la sociedad. Diversos clubes alemanes (Colonia, Wolfsburgo, Hertha Berlín, Werder Bremen y Eintracht Frankfurt, entre otros) han anunciado que iluminarán o levantarán banderas en sus estadios con los colores arcoíris y en Múnich se adornarán el ayuntamiento, la torre de telecomunicaciones y una noria con los colores de la bandera LGTBI, mientras que muchos clubes y jugadores han mostrado su rechazo a través de las redes sociales. Además, Amnistía Internacional repartirá banderines arcoíris a los asistentes al partido.

El alcalde de Múnich, autor de la idea de iluminar el Allianz Arena con el apoyo de todo el consistorio y el Gobierno bávaro, rechazó de manera frontal la decisión adoptada. “No creo que la UEFA se muestre así como una institución abierta y tolerante”, apuntó, recordando que su idea pretendía ser “un símbolo de respeto y solidaridad en favor de la igualdad y la libre determinación personal”. En el mismo sentido se manifestó Markus Söder, máxima autoridad de Bavaria, quien consideró que la iluminación arcoíris del Allianz Arena “hubiese sido una muy buena señal en favor de la tolerancia y la libertad”. Por contra, como no podía ser de otra manera, las autoridades húngaras no siguieron por esa vía de pensamiento. El ministro de Exteriores, Peter Szijjarto, ya manifestó el lunes que “en la propuesta de iluminar el estadio se detecta claramente la intención de mezclar la política con el deporte porque todo el mundo sabe por qué se realiza”, calificando la iniciativa de “muy dañina y peligrosa”.

Iluminarlo sí, pero otro día

En su comunicado, la UEFA propone a la ciudad de Múnich otras fechas “que se alinean mejor con los eventos existentes” para iluminar el estadio con los colores de la bandera arcoíris, tales como “el 28 de junio, el Día de Christopher Street (Día Internacional del Orgullo LGTBI), o entre el 3 y el 9 de julio, que es la semana de celebraciones del Christopher Street Day”. Ambas entran dentro de las fechas en las que la Eurocopa está aún en juego, pero no con Hungría presente como protagonista directo.

Dentro de ese contexto, recuerda que antes del arranque de la competición continental puso en marcha la campaña Sign for an Equal Game para “animar a los aficionados, jugadores, clubes, federaciones nacionales y otras partes implicadas en el fútbol a unirse a la lucha contra la discriminación. Es la última entrega de la iniciativa Equal Game, que se ha llevado a cabo durante las últimas cuatro temporadas y que tiene como objetivo crear un impacto social positivo bajo el valor principal de la UEFA, el respeto. Su principal objetivo es concienciar a la gente de que el fútbol es para todos, sin importar quiénes son, de dónde vienen y cómo juegan”.

Alemania necesita al menos un punto

Hungría, ganar o ganar. Los dos encuentros del grupo F cierran esta noche (21.00 horas) la primera fase de la Eurocopa, que se tomará después dos días de descanso antes de arrancar el sábado con los octavos de final. Alemania, que ocupa la segunda posición con tres puntos tras su goleada sobre Portugal (2-4), recibe en Múnich a una necesitada Hungría. Al conjunto germano le vale con sumar un punto para alcanzar los octavos de final, aunque si quieren ser primeros tienen que imponerse a los húngaros y esperar que Francia no gane a Portugal. Si pierden, solo podrán ser terceros, lo que complicaría mucho su pase. Bastante más complicado lo tiene Hungría para pasar de ronda, ya que solo le vale ganar. En tal caso sería segunda o tercera de grupo, ya que debido a su desfavorable diferencia de goles (-3), parece complicado que pueda acceder al liderato.