Los sondeos se quedaron cortos con el declive de Elkarrekin Podemos-IU y las urnas trajeron consigo ayer una caída mucho mayor de la que se pronosticaba a la coalición de izquierdas, que pasa de ostentar once escaños en el Parlamento a tener solamente seis.

De esta forma, la cita electoral evidenció que la estrategia de Miren Gorrotxategi de fiarlo todo a la remota hipótesis de formar un tripartito de izquierdas ha sido un error y ha servido únicamente para desviar a EH Bildu a gran parte de los que apostaron por la coalición morada hace cuatro años.

Ahora, la coalición morada tiene por delante la complicada tarea de repensar sus objetivos y estrategia y resituarse en el tablero de la CAV. Para ello, será indispensable el acierto de su nueva dirección liderada por Pilar Garrido y el antiguo sector pablista, entre cuyos referentes están también la propia candidata Gorrotxategi y el diputado Roberto Uriarte.

Por territorios, los morados salen de la convocatoria electoral con dos asientos por cada uno. Pierden fuelle en Bizkaia y Araba -territorios donde en 2016 tuvieron cuatro parlamentarios- y registran una caída menor en Gipuzkoa, donde bajan un representante.

VAIVENES INTERNOS

El bagaje de Podemos Euskadi en la última legislatura y en la carrera electoral ha estado profundamente marcado por las sucesivas crisis internas y los cambios de liderazgo, que han transmitido la imagen de una federación inestable y partida en dos. Así, los morados han encadenado la friolera de cuatro secretarios generales en cuatro años -Roberto Uriarte, Nagua Alba, Lander Martínez y ahora Pilar Garrido han desfilado por el liderazgo del partido- y han pasado en tiempo récord de dar el visto bueno a los últimos Presupuestos de Urkullu a reclamar su desalojo a toda costa. En medio, un sorpresivo desenlace en las primarias para la elección del candidato a lehendakari que terminó con la repentina dimisión de Martínez y la llegada a la primera fila de Gorrotxategi y Garrido.

Queda claro en las urnas que los electores se han alejado de la formación después de todos sus virajes de los últimos años y no han entendido la estrategia que propugnaba Miren Gorrotxategi, quien aunque ganó con claridad las primarias internas no ha podido conectar con el electorado en unas elecciones muy atípicas en las que ha jugado un papel muy importante la alta abstención registrada.

En cualquier caso,estos vaivenes internos de Podemos parecen terminar ahora con la llegada de un liderazgo sólido ejercido por los pablistas -alineados con la dirección estatal del partido- y con la desaparición momentánea de la antigua corriente errejonista de Lander Martínez, que ha renunciado a plantar batalla por el momento y ha pasado a segundo plano durante los últimos meses y la campaña electoral. Está por ver si esta nueva Ejecutiva logrará revertir la debacle de ayer, objetivo que se torna muy difícil.