Los grandes saltos de la humanidad han ido de la mano de la tecnología. Sus propios inventores desconocían hasta que punto el mundo iba a sufrir una transformación que en el futuro se denominaría como 'la revolución'. La máquina de vapor en si no nos decía nada, pero el desarrollo del tren hizo cambiar miles de hábitos y costumbres. Cuando los hermanos Wrigth, en 1903 realizaron varios vuelos con un aeroplano con motor, ni ellos mismos podían imaginar en ese momento que utilidad podía tener, no resolvía ningún problema en el transporte porque nadie pensaba en ese momento que se llegarían a meter 200 personas en un avión.

Explicar el funcionamiento de un ordenador cuántico no es una tarea sencilla. La arquitectura actual se basa en las combinaciones de 1 y 0 que físicamente son transistores que con sus diferentes combinaciones son capaces de ejecutar determinadas órdenes que les damos en un plazo de tiempo. Todo apunta a que esta arquitectura tiene un límite. En cambio, en el mundo cuántico hablamos de qubits, que son capaces de tener el estado 1 o 0, pero además pueden tener los dos estados a la vez, y al mismo tiempo cada uno de estos estados puede tener diferentes cualidades. Podemos hablar de infinitas combinaciones, que se traduce en máquinas que serán capaces de hacer simulaciones en segundos, que en un ordenador convencional pueden ser de miles de años.

En la actualidad, China tiene el liderazgo indiscutible en la 'supremacía cuántica' con dos ordenadores, uno que usa la luz y otro de circuitos superconductores

Nuestra forma de pensar (contamos de 1 a 10 porque tenemos dos manos con diez dedos) nos hace crear programas y algoritmos pensando en estos dos estados, pero ahora nuestra mente se tiene que convertir en cuántica para empezar a aprovechar todas las posibilidades que nos dan los qubits. El paralelismo, poder hacer dos o más cosas al mismo tiempo, es el verdadero paradigma con el que tenemos que diseñar los nuevos algoritmos. El reto al que nos enfrentamos en computación cuántica es que nos abre la puerta a hacer las cosas de una forma nueva, de una manera que todavía desconocemos porque estamos acostumbrados a pensar de una forma digital. Esta transformación la tenemos que iniciar desde abajo, formando a los profesores, dando acceso a que en los grados de educación más básicos se pueda pensar de forma cuántica, generando un tejido de empresas industriales y de servicios que puedan dar soporte a la revolución que se nos avecina.

En estos momentos China tiene el liderazgo indiscutible en la supremacía cuántica con dos ordenadores, uno que usa la luz y otro de circuitos superconductores. Esta ventaja cuántica, es la capacidad potencial de los dispositivos de computación cuántica para resolver problemas que los ordenadores clásicos prácticamente no pueden resolver.

Su ordenador Zuchongzhi 2.1, usa 66 qubits y es 10 millones de veces más rápido que el superordenador más rápido actual. Su sistema de cálculo es 1 millón de veces mayor que el procesador Sycamore de Google. Esta complejidad no tiene ningún interés práctico, ni resuelve ningún problema que aqueje a la humanidad, pero es un hito tan importante, porque nos dice que estamos cerca de tener ordenadores cuánticos que si podremos utilizar y aplicar al desarrollo de nuevos medicamentos, nuevos descubrimientos o quien sabe hasta donde podremos llegar.

Por qué no tener en Euskadi un ecosistema de empresas que trabajen en el desarrollo del hadware y software necesario para ser líderes en la computación cuántica. Las administraciones han visto las posibilidades que a nivel de sociedad va suponer subirse al tren de la tecnología cuántica. En Bizkaia existe un acceso cuántico a uno de los nodos en la red Quantum Flagship para todas las universidades de su territorio.

Supone una transformación desde abajo: profesores, grados de educación, tejido de empresas industriales y servicios que den soporte a la revolución que se avecina

Beneficio social

Pero esto no queda en un mero acceso, en estos momentos se está desarrollando por parte de la Diputación Foral de Bizkaia y liderado por Lantik, Quantum Ecosystem, una estrategia que tiene que beneficiar a todos y todas: universidades, tejido empresarial y tecnológico y, alguien que muchas veces queda olvidada en estos grandes saltos, la ciudadanía. Lo que puede suponer en cuanto a ofertas laborales o disponer de nuevos servicios mejorados, lo veremos reflejado en nuestra calidad de vida. Con todos estos brazos remando al mismo tiempo vamos a tener la oportunidad de liderar la especialización en el mundo hardware y software.

Si eres un estudiante que estás pensando hacia donde orientar tu formación, está claro que las carreras STEAM (Science, Technology, Engineering, Art y Mathematics) tienen ya la oportunidad de estar involucradas en el mundo cuántico. Si eres un emprendedor puedes pensar en montar una startup dentro de este ecosistema. Este tipo de ordenadores no se van a utilizar solo en los campos de la investigación. Nos van a dar productos relacionados con la robótica, big data, inteligencia artificial o el desarrollo del 5G en cuanto seamos capaces de cambiar nuestro chip, del actual mundo digital al del universo cuántico.