Desde hace 65 años, Nafarco forma parte de la estructura sanitaria de Navarra. Fundada en 1959 por un grupo de farmacéuticos, la cooperativa se creó con un propósito claro: garantizar el suministro de medicamentos y productos de salud en toda la comunidad, también en los pueblos más pequeños. Hoy, con sede en Noáin y una plantilla de 80 trabajadores, mantiene un modelo de distribución que combina tecnología, cooperación y proximidad.

Nafarco es la única distribuidora farmacéutica que realiza servicios diarios a todos los puntos de Navarra, incluyendo los municipios de difícil acceso. Su actividad implica coordinar más de 35.000 líneas de pedido al día y mantener operativas más de treinta rutas de reparto. Cada jornada, las furgonetas de la cooperativa salen con varios repartos entre la mañana y la tarde. El reparto de la tarde supone un reto logístico importante: “Desde que recibimos el pedido disponemos de entre dos y tres horas para producir y repartir en todas las farmacias”, explica Guillermo Casla, responsable de Marketing y Administración de Ventas de Nafarco. 

La empresa opera con una cuota de mercado cercana al 70%, lo que le permite sostener un sistema donde las rutas más rentables compensan a las menos rentables. “Llegar a todos los rincones no es solo una cuestión logística, sino un compromiso con la equidad en el acceso a la salud”, señala. Para hacerlo posible, la cooperativa ha invertido siete millones de euros en modernizar sus medios productivos y digitalizar sus procesos. Su almacén está automatizado al 95%, lo que permite preparar pedidos en pocos minutos y garantizar entregas en menos de tres horas y media, incluso en las zonas rurales más alejadas.

“Llegar a todos los rincones no es solo una cuestión logística, sino un compromiso con la equidad en el acceso a la salud”

Garantizar el suministro en todo el territorio

El modelo cooperativo de Nafarco se basa en la solidaridad entre farmacias. La cooperativa agrupa a 418 de las 590 farmacias existentes en Navarra, aunque atiende a medio millar en total, entre farmacias socias y clientes. El objetivo es que todas las farmacias puedan ofrecer el mismo acceso a medicamentos y productos de salud.

Los pedidos se transmiten de forma automatizada a través de un software que permite a cada farmacia consultar el stock en tiempo real. Esta digitalización, junto con la robotización de los procesos de picking y expedición, hace posible que la cooperativa gestione hasta 150.000 referencias, apoyándose en almacenes de Grupo Unefarma. “Hemos trabajado para ampliar el número de referencias disponibles, acercando categorías como Ortopedia o Veterinaria”, añade Casla. Así ayudan a las farmacias rurales a dar un servicio más completo a su población, “convirtiéndose en puntos de referencia a nivel de cuidado de salud”.

El compromiso con las zonas rurales forma parte de su ADN. El presidente, Juan Luis Sagaseta de Ilúrdoz, lo resumía recientemente en una entrevista: “Nafarco es la única empresa de distribución farmacéutica que va a diario a todos y cada uno de los rincones de la geografía navarra”. Esa red garantiza que el 96% de la población viva en un municipio con oficina de farmacia, una ratio de habitantes por farmacia que es la mitad de la media nacional.

El valor de la farmacia de proximidad

La cooperativa también trabaja para poner en valor el papel social y sanitario de la farmacia rural. En 2025 lanzó la campaña del “Sello Nafarco”, una iniciativa de comunicación que recuerda a la ciudadanía que cuidar la salud en su farmacia habitual contribuye a mantener vivo el tejido local. Las farmacias socias exhiben una pegatina con el mensaje: “Cuidar de tu salud en esta farmacia es también cuidar de la salud de tu barrio o pueblo”.

El objetivo de esta campaña es doble. Por un lado, visibilizar la función de las farmacias rurales como puntos de referencia sanitaria en lugares donde no hay centros de salud cercanos. Por otro, fortalecer el vínculo entre paciente y farmacéutico, y destacar que la supervivencia de estas farmacias depende del apoyo de la comunidad. “Queríamos recordar el papel del farmacéutico y hacer que tanto pacientes como profesionales sientan orgullo por el impacto de lo que hacen cada día”, explica Casla.