La implantación del automóvil eléctrico, más allá de su mayor precio que uno de gasolina, se encuentra obstaculizada por la escasez de puntos de recarga pero sobre todo por las limitaciones de las actuales baterías en cuanto a autonomía, vida útil y elevado tiempo de recarga.

Para paliar esto Europa ha puesto en marcha iniciativas como Liberty en la que el centro tecnológico vasco Ikerlan lidera un equipo que diseña unas nuevas baterías que permitirán alcanzar los 500 kilómetros de autonomía y recargarse en 18 minutos, baterías que serán probadas por Mercedes Benz en vehículos fabricados en Gasteiz.

El proyecto liderado por Ikerlan, centro del Grupo Cooperativo de Mondragon, pretende desarrollar baterías que alcancen una vida útil similar a la de los actuales motores de combustión, es decir, hasta 20 años o 300.000 km. En la actualidad, la vida útil de una batería eléctrica utilizada, por ejemplo, en los automóviles, es claramente inferior, con garantías de hasta 10 años y cerca de 150.000 km, algo que limita las opciones de compra de los coches eléctricos, pues es un elemento muy caro que tiene que cambiarse en unos 8 años en el mejor caso y representa, hoy en día, hasta el 50% del coste del vehículo.

Por ello cuando recientemente se ha anunciado la creación de la primera planta de baterías en el Estado español, -una iniciativa de Seat-Volkswagen e Iberdrola-, desde el Gobierno vasco se recuerda que en el País Vasco se apuesta por baterías de una segunda generación, en base a desarrollos de ion-litio en estado sólido.

Estas irían en línea con la tecnología desarrollada en su día en la Universidad de Austin-Texas por el equipo de John B. Goodenough.

IKERLAN

En el caso de la iniciativa liderada por Ikerlan, las baterías por desarrollar en el citado consorcio Liberty, aumentarán la autonomía en torno a un 25 % -algo que tendría que permitir recorrer hasta 500 km sin necesidad de recarga, en la línea de la autonomía de los coches de gasolina actuales y que es lo que demandan los usuarios-. Adicionalmente, y este es el tercer aspecto clave, tras la mayor vida útil y mayor autonomía, se podrán recargar en menos tiempo, en torno a los 18-20 minutos, menos de la mitad de lo que cuesta actualmente recargar una batería con capacidad similar pero ya más cerca de los menos de 10 minutos que supone llenar un depósito de gasolina de un auto convencional de motor de combustión.

Por otra parte, la seguridad de las baterías y la sostenibilidad serán otros factores que contemplará el proyecto Liberty. Así, cuando finalice su ciclo de vida útil en un vehículo eléctrico, las baterías que desarrollará este proyecto tendrán una segunda vida, por ejemplo, en el campo de las energías renovables pues se podrían reutilizar para dar soporte a un parque fotovoltaico o para almacenar la energía generada en los paneles solares de un edificio urbano.

Mercedes, las prueba

La compañía automovilística Mercedes-Benz, uno de los socios de este proyecto estratégico para la movilidad sostenible, será el primero en incorporar las baterías desarrolladas en Liberty en uno de sus vehículos eléctricos que servirá como demostrador en el proyecto.

Liberty cuenta con un presupuesto que ronda los once millones de euros para tres años y medio, financiados por la Comisión Europea dentro del Programa Horizon 2020; un programa que financia proyectos de investigación e innovación de diversas áreas temáticas estratégicas.

Ikerlan lidera un consorcio integrado por dieciséis destacados agentes en el mundo de la investigación, la universidad y la empresa, entre los que se encuentran entidades de hasta siete países. Así, además de la propia Mercedes-Benz, están Diehl Controls, Hutchinson, Infineon, NXP, Valeo, Accurec, Virtual Vehicle Research, Flanders Make, Fraunhofer-IISB, Mondragon Unibertsitatea, y Bringy Clepa.