BANDERAS de La Concha, victorias por todo el Cantábrico, campeonatos conquistados? en las vitrinas del club de remo de Santurtzi los títulos se amontonan. Es el recuerdo de una trainera histórica, acostumbrada al triunfo y que a finales de los años setenta y a mediados de los ochenta vivió sus mejores épocas. Esta temporada aquellos éxitos vuelven a salir a la luz. Lo hacen por fin sin nostalgia y con la comparativa que nace cuando una nueva generación emula los logros de sus predecesores. Por fin el gigante dormido ha despertado y los santurtziarras están de nuevo en la primera línea. La Bandera de La Concha de mañana es la oportunidad perfecta para acercarse aún más a la cima y para que esta tripulación de otro paso hacia la historia. Deben recortar nueve segundos a Hondarribia para escribir otro capítulo más en los libros de gestas de este club con más de cincuenta años de existencia.

A finales de la década de los sesenta el remo vizcaino no atravesaba su mejor época. En el recuerdo estaba la Bandera de La Concha conseguida en 1959 por Iberia, la segunda lograda por una embarcación del territorio. En ese momento en el que no había grandes referencias en la zona, nació el club Itsasoko Ama de Santurtzi. No fue un comienzo sencillo y esos primeros pasos distaron mucho de lo que es hoy en día la entidad que apadrina la Sotera. Las lonjas de la zona eran los hangares improvisados de unas embarcaciones, que en más de una ocasión, no eran ni de competición. Mientras los remeros entrenaban en las instalaciones del colegio Itsasoko Ama en Mamariga.

En esos primeros años resaltó la figura del entrenador Joxean Urtiaga. “Era un apasionado del banco móvil. Había estado exiliado en Iparralde y allí conoció el banco móvil. Lo trajo aquí y lo utilizó como herramienta de preparación física y técnica para la alta competición”, explica Julio Artetxe, actual presidente del club. Entre nuevas ideas y el espíritu de antaño, los bogadores fueron curtiéndose, el club fue creciendo y en 1975 la trainera salió al agua. Fue una regata que no quedará para el recuerdo glorioso de Santurtzi debido a que tomó una ciaboga por estribor, pero fue el bautismo competitivo de una embarcación a la que le esperaban grandes días de gloria.

Los triunfos no tardaron en llegar y en 1977 Santurtzi se confirmó como una de las traineras de la época al ganar la Bandera de La Concha y el Campeonato de España, los dos títulos más preciados de la época. “Desde hacia tiempo no se ganaba nada en Bizkaia y salieron unos chavales de Santurtzi y la liaron. Ganaron a Orio, Lasarte Michelin, que en aquellos momentos eran los monstruos del remo; a Hondarribia?”, cuenta Artetxe. Las victorias de la Sotera no fueron algo aislado. La trainera estaba siempre en la pelea y volvió a triunfar en la bahía donostiarra dos años después y en 1985. Esos fueron los mejores años de la embarcación morada, una época que todavía no se ha podido igualar y que creo un profundo sentimiento de unión entre la trainera y el pueblo: “Era una locura. Se acababa de salir de la dictadura y la gente necesitaba ese tipo de satisfacciones. La gente tenía más compromiso con determinados signos de identidad. Para muchos la Sotera era lo máximo”.

A ese nuevo impulso morado le faltó continuidad. Los malos resultados llegaron, se tomaron polémicas decisiones y el club empezó a viajar sin un rumbo fijo. Las victorias cada vez fueron más aisladas y Santurtzi abandonó definitivamente la cima del remo. Entre esos movimientos internos, el despido de Joxean Urtiaga fue decisivo en opinión del actual presidente: “El error de dejar de contar con Urtiaga lo hemos estado pagando hasta hace muy poquito. A partir de ahí siempre hubo dos almas en Santurtzi y faltó la comunión que había en la época buena”. A los nuevos proyectos les faltó continuidad. Se iniciaron con ilusión pero no se dio con la tecla y la formación de las ligas, clave en el panorama actual del remo, pilló a Santurtzi en un segundo plano. A partir de ahí todo fue una “carrera contrarreloj” para volver a la élite. En 2010 y en 2013 la Sotera se clasificó para el play-off de la ACT, pero en los días claves no se pudo acertar y la ARC se convirtió en el hábitat del club.

A la inestabilidad deportiva se le unió la crisis económica y Santurtzi tocó fondo. “Cuando entrábamos en una dinámica de acercarnos al objetivo, llega la crisis económica y se cae todo lo que había”, recuerda Artetxe. Muchos patrocinadores tuvieron que dejar de hacer su aportación y alguna empresa colaboradora incluso se vio obligada a cerrar. El presupuesto del club bajó considerablemente, pero con una política económica de austeridad se consiguió que la actividad continuara. Lo que no pudo mantenerse fue el nivel deportivo y la Sotera empezó a perder posiciones. Sin embargo, en esa época oscura y con difícil futuro, una nueva hornada de remeros empezó a ocupar las tostas de la trainera. “En una regata que quedamos penúltimos me preguntaron a ver qué podía decir a la afición y comenté que había que tener paciencia. Los remeros de la trainera eran muy jóvenes y estaban llamados a conseguir grandes éxitos en el futuro. Esos remeros eran Yeray Cayón, David Durán, Markel Elorza, Andoni García?”.

Se tocó fondo en 2016 con el descenso a la ARC-2, una pérdida de categoría que finalmente no sería consumada por la desaparición de Oiartzun. Pero en ese momento crítico había motivos para la esperanza. Tras una buena gestión económica, la estabilidad había vuelto al club y una nueva hornada de remeros asomaba con fuerza. Solo era necesaria una chispa y ahí apareció el nombre de Iker Zabala. “No es un secreto que ha sido una pieza básica de este cambio radical. Es una persona con una autoexigencia bestial y lo traslada a toda la gente que le rodea. Eso nos ha hecho mejores a todos”, afirma Artetxe. A partir de la llegada del bermeotarra la historia es conocida. Ascenso a la Eusko Label Liga, primeras banderas ganadas en la élite y campeones de España en solo dos años. Mañana llega la oportunidad de añadir otra muesca con una Bandera de La Concha que está a solo nueve segundos.