El arrebato era una de las señas de identidad de Amaia Alday, una pelotari única. Ha trabajado para cambiarlo. En el Master Laboral Kutxa del Cuatro y Medio ha encontrado una nueva cara. Frente a Miriam Arrillaga el domingo busca la txapela del temple.

Está en una de las grandes finales del curso.

—El Cuatro y Medio es un torneo que todas queremos ganar. Lo que consigues es por méritos propios. Me hace especial ilusión porque además es una modalidad que me gusta. Es muy bonito para mí.

El Cuatro y Medio le encaja como anillo al dedo.

—Hasta ahora no había disfrutado tanto por parejas como en el individual. He trabajado para cambiar eso. No sé si por mi fuerza o mi garra, gozo más de estos partidos. El trabajo de estos últimos dos años ha dado sus frutos.

Ha currado de lo lindo para llegar hasta esta final, ¿no?

—Empecé hace poco en este deporte y me he tenido que amoldar a todo. Soy bastante animada; así que, cuando veía a Arrizabalaga jugar de aire, me dije que quería intentarlo también. He tenido que trabajar muy duramente.

Es una final de contrastes.

—Somos pelotaris diferentes, yo diría que opuestas. Mi juego es más agresivo, mientras que ella es más calmada, como buena zaguera. Ganar a Arrillaga será complicado.

¿Sus opciones pasan por no acelerarse?

—En casi todos los partidos he empezado por detrás. En vez de andar con prisas, he parado, respirado y seguido haciendo mi trabajo. Me han salido las cosas bien.

Es decir, ha evolucionado como pelotari.

—Y en el ámbito personal y psicológico. En un año he hecho un trabajo que pocos esperaban. He sorprendido a la gente. He tenido que trabajar mucho el aspecto psicológico, porque me di cuenta de que jugar como antes era insostenible. Al final, no acababa a gusto, me frustraba. El ámbito psicológico es una pieza fundamental en el deporte.

¿Ha trabajado con especialistas?

—He tenido que ir a un psicólogo. La gente lo ve como un tabú, pero no lo es. Todos los deportistas que estamos a alto nivel lo necesitamos. En mi caso, se ha visto una mejora importante y tengo intención de seguir con él mientras continúe en este deporte.

Volviendo al campeonato, tuvo que sudar para tumbar a Olatz Arrizabalaga, uno de los ases de la distancia.

—Fui tranquila y sin expectativas. Sabía que iba a ser muy difícil. Al ver que se podía, no tiré la toalla. Fui por detrás, pero le di la vuelta (22-19). Ha sido el partido que más ilusión me ha hecho.