Goikoetxea-Lekerika 10 6

Beaskoetxea - López 15 5

Duración: 78 minutos de juego.

Faltas 1 de Goikoetxea.

Pelotazos: 454 pelotazos en juego.

Tantos en juego: 7 de Goikoetxea, 1 de Lekerika, 12 de Beaskoetxea y 2 de López.

Errores: 8 de Goikoetxea, 7 de Lekerika, 6 de Beaskoetxea y 1 de López.

Marcador: 10-15 y 6-15.

Incidencias: Final del Grand Slam de Gernika, integrado dentro del Jai Alai World Tour, que cuenta con la colaboración de DEIA, disputado en el frontón Gernika Jai Alai. Lleno. 2.000 espectadores. En el tercer y cuarto puesto, Hormaetxea-Ibon ganaron a Zulaika-Etxeto (12-15 y 12-15).

Gernika-Lumo - Se abrazó Diego Beaskoetxea mientras miraba al infinito de un frontón Gernika Jai Alai repleto, lleno de caras conocidas. Por eso se emocionó un hombre curtido en la cesta punta americana y cuyo rictus, más bien gélido, le ha servido para hacerse con un palmarés envidiable. A los 38 años reinó en la noche de sábado gernikarra, mientras 2.000 gargantas desbocadas agradecían al delantero local un derroche de emoción y transmisión, si bien parte de ellas transitaban a la vereda de Unai Lekerika, zaguero local y campeón en liza junto a Iñaki Osa Goikoetxea. Pero no. Diego se ganó el Olimpo. Se ganó la paz en la última frontera. Se emocionó. Se abrazó simbólicamente. Quiso abrazar a 2.000 almas, pero lo hizo de modo pasional y metafórico con un gesto con sus brazos y un txik-txak que cerró la final del Grand Slam de Gernika -dentro del Jai Alai World Tour, que cuenta con la colaboración de DEIA-.

Triunfó el vizcaino, nacido en Miami, tras esconder una caja en la encrucijada del diablo y esperar que su cesta y sus piernas, como la guitarra del legendario Robert Johnson, se embrujaran para encandilar al público. Diego se emocionó. Se notó. El final volcánico del segundo joko fue para enmarcar -rematador, activo, veloz- y se quedó atornillado al pecho del público. Además, le sirvió la txapela en bandeja su compañero, Imanol López, dolorido aún del bíceps del brazo derecho, pero que pudo jugar por la intervención de Kepa Ibarra, masajista de Gernika, que le devolvió el arma para la actividad aunque se pasara mucho partido gestionando de revés y sin encabritar el derechazo. No lo necesitaron. Para esquivar a Iñaki Osa Goikoetxea, un tótem, esbozó técnica y a Lekerika se le complicó el trago. El joven local cenó en el infierno, superado, encestando pelotas imposibles, sí, pero caminando por una senda a contrapelo que le causó demasiadas penurias y errores. Aunque su compañero intentó taponar el boquete, imponiendo jerarquía en el segundo set, las circunstancias eran adversas y las piernas de ardilla de Beaskoetxea, huracanado, sellaron cualquier fisura en defensa. López estuvo soberbio y sin mácula.

Por un guion fijo escrito por los azules, del que no se salieron ni una línea, viajó la final del Grand Slam. El dominio quedó patente desde los primeros compases. Apenas unos yerros propios, sobre todo de Beaskoetxea, dieron ciertas alas a los colorados en el descorche, instalados a contrapié. El luminoso se dilató 1-4 y 5-11. Domaron a Goikoetxea, que maquilló un set duro (10-15).

El poderoso zumaiarra trató de coger la iniciativa tras el paso por el vestuario y la cosa comenzó bien (3-0 y 4-1). Iñaki abrió con un dos paredes espeluznante. Sin embargo, Beaskoetxea y López siguieron a lo suyo en un cóctel brutal. Lekerika no era capaz de romper de derecha. Un frontón como el de Gernika necesita pegada. Los azules siguieron bordando sus líneas. Diego afiló la cortada y se dio un festín en una tacada de once tantos (5-14). Finiquitó el gernikarra con un txik-txak y un abrazo.