Rafa Nadal se resiste a soltar su corona en el Barcelona Open-Conde de Godó y ayer domingo logró su duodécimo título en doce finales disputados, justo 16 años después de ganar la primera ante Juan Carlos Ferrero. En la pista que lleva su nombre, el de Manacor solo ha perdido tres partidos desde entonces y tampoco pudo esta vez con él Stefanos Tsitsipas, igual que hace tres años. Los progresos del griego son evidentes, pero aún Nadal tiene recursos sobre la tierra para aguantar más de tres horas y media (6-4, 6-7 y 7-5).

El balear, que recupera el número 2 del mundo con esta victoria, reaccionó tras un 4-1 adverso inicial y tuvo dos bolas de partido en el segundo set, pero Tsitsipas las salvó con categoría y alargó el duelo hasta el tercer set. Entre los dos lograron 70 golpes ganadores y el partido adquirió tintes dramáticos, más aún cuando el heleno tuvo una bola de partido a su favor en el décimo juego. Nadal sacó ahí su experiencia y su capacidad de resistencia para doblegar a un rival que acabó medio en lágrimas y rumiando que ayer, al revés de lo que ocurrió en los cuartos del Abierto de Australia, no pudo remontar porque estaba en el reino de Rafa Nadal, que se carga de confianza para preparar Roland Garros. "Esto me sirve para avanzar", confesó

En el otro lado, está Novak Djokovic, que no pasó de semifinales en el torneo que se montó en Belgrado para su lucimiento. Le eliminó el ruso Aslan Karatsev, que ayer cedió en otra final agónica ante el italiano Matteo Berretini.