No le faltaba razón a Jon Rahm cuando intuía que el Olympia Fields, donde ayer comenzó el BMW Championship, iba a estar duro, como si fuera un US Open. Y la jornada hizo buenos esos augurios y el golfista de Barrika fue uno de los más perjudicados por unas condiciones complicadas que acompañarán a los jugadores durante toda la semana, para la que pronostican tormentas y posibles interrupciones. Coger calle va a ser fundamental y Rahm falló ayer en lo que es lo mejor de su juego. Desde el tee tuvo un efectividad inferior al 30% y el campo le penalizó con cinco bogeys. Como tampoco sus hierros brillaron a gran altura, el número 2 de mundo apenas pudo alcanzar la mitad de los greenes en regulación y, por tanto, las buenas oportunidades de birdie escasearon.

Apenas pudo sacar uno en el par 5 del hoyo 15 y otro en el hoyo 16 en el que jugó el mejor hierro del día para dejarse un putt de metro y medio. Así, acabó el día con una vuelta de cuatro sobre par. Se le escapó algún putt asequible como el del hoyo 7 para birdie, aunque también metió algún otro delicado que le evitó males mayores, aunque también..

Desde el regreso del confinamiento, a Jon Rahm le está costando arrancar en los torneos, aunque en este exigente BMW Championship que hace la criba definitiva en la FedEx Cup no perdió mucha distancia con el liderato, que al cierre de esta edición estaba en manos del canadiense McKenzie Hughes apenas dos bajo par. Más de medio torneo estaba metido en tres golpes de distancia por lo que las opciones están abiertas para todos. Del mismo modo, el barrikoztarra ha jugado últimamente de menos a más por lo que su margen de mejoría en esta cita de Chicago es grande. Todo pasa por ser capaz de asentar el juego largo para no meterse en más apuros de los necesarios en un torneo en la que primará la solidez sobre la brillantez y tocará armarse de paciencia.