EN la cancha donde jugó su primer partido en la LEB Oro, el Bilbao Basket ató el primer objetivo de la temporada, sobre todo desde que el Real Betis se reveló como un equipo inalcanzable. Los hombres de negro lograron ayer la clasificación matemática para el play-off por el título al sumar su vigésimo primera victoria, que supuso también la quinta consecutiva para completar la mejor racha de esta campaña que aún se puede mejorar en los cuatro partidos que quedan por delante antes de acabar la liga regular. Tres o cuatro equipos están igualados con 17 victorias, pero al menos uno de ellos no podrá superar a los bilbainos ya que el Huesca y el Valladolid se enfrentan en la última jornada. Para certificar el factor cancha a favor en la única eliminatoria que se disputa, el Bilbao Basket necesitará sumar solo una victoria más para alejar de forma definitiva al Ourense o al Melilla, que tienen 18. Además, esos 21 triunfos ya conseguidos se quedan a uno de los que el Bilbao Basket logró en su última temporada en la LEB Oro e igualan sus dos mejores marcas en liga regular de sus catorce temporadas en la Liga ACB.

Otro día más, el equipo de Álex Mumbrú impuso la autoridad que es necesaria en este tramo del calendario cuando todos los rivales tienen claros sus objetivos. Y eso que al Bilbao Basket le costó arrancar el triunfo en la ciudad gallega después de un partido en el que durante muchos minutos tuvo que avanzar con el barro por encima de los tobillos y en el ritmo que mejor le va al Ourense. Y eso que el conjunto vizcaino empezó bastante bien, con un 11-18 que le permitía cumplir con la premisa de no dejar que el choque se le fuera de las manos desde el inicio. Sin embargo, el Bilbao Basket se despistó, cayó en la trampa que le tendió el conjunto de Gonzalo García de Vitoria de ataques largos y recibió un parcial de 15-1 que dio la vuelta al marcador bruscamente.

En esos minutos en que el partido se enfangó, en que el scouting primaba en muchas decisiones, al equipo bilbaino le costó encontrar a alguien que rompiera el plan establecido, que pudiera sumar en situaciones fuera del guion, algo que el Ourense sí tenía en el venezolano Jhornan Zamora, que los hombres de negro tardaron un buen rato en lograr salir del atolladero, pero lo consiguieron gracias a su paciencia y a mejorar sus porcentajes de tiro, que acabaron en un notable 41% en tiros de tres puntos y un 56% en tiros de dos. Como suele ocurrir, aunque suene repetitivo, si el Bilbao Basket llega a los 80 puntos gana siempre o casi siempre.

Mediado el tercer cuarto, el marcador aún reflejaba un inquietante 47-40, pero los visitantes empezaron a cambiar el ritmo con tres triples, uno de Edu Martínez y dos consecutivos de Javi Salgado, que acabó jugando como todos sabían y casi más minutos que ningún otro compañero. Esos aciertos rompieron la tónica plana y aburrida que llevaba el partido, despertaron el ataque vizcaino, y otro de Rafa Huertas dio al Bilbao Basket otra ventaja de seis puntos. La pelea táctica permitió al Ourense responder con otro parcial de 7-0 tras un tiempo muerto de los locales (62-61).

freno a los errores En realidad, fueron tres errores seguidos de los hombres de negro los que abrieron la puerta al rival y Mumbrú paró el partido para reconducirlo definitivamente en los cinco últimos minutos. La defensa, con alternancia de zona y hombre, frenó a Zamora y la aparición de Lammers tras pasar desapercibido hasta entonces alteró el panorama cerca de las canastas. Un triple de Iván Cruz selló un parcial de 3-10 que obligó a García de Vitoria a llamar a la banda a sus jugadores. Mumbrú contestó con una defensa de cambios que provocó un robo y una canasta de Lammers en la jugada siguiente que supusieron la sentencia a un duelo que hubo que desenredar sin brillantez, pero con constancia.

Vidal anotó un triple un poco a la desesperada, pero el técnico del Bilbao Basket diseñó otra jugada que Jaylon Brown ejecutó perfectamente para impedir la remontada. En la batalla de pizarras, el cuerpo técnico bilbaino no salió mal parado porque todo lo que se planteó desde el banquillo salió en la cancha en esos minutos decisivos en los que la calidad y la mayor frescura de los bilbainos acabó por imponerse. El reparto de minutos, incluso con algunos cambios en la distribución habitual de los quintetos, volvió a ser efectiva y coloca al Bilbao Basket en una posición de privilegio ante la lucha por el ascenso. Encadenar la mejor racha de victorias cuando se está llegando al final de la carrera significa que queda mucha gasolina en el depósito. En las últimas cuatro jornadas, con muchos duelos directos aún, podrá permitirse mirar de reojo lo que hacen los demás ya que puede llegar al momento decisivo con todas las garantías.