Con gritos de peseteros y esquiroles recibieron en Cádiz a la expedición del Real Madrid, un reflejo claro del poso que ha dejado el intento de imponer una Superliga europea y cerrada por parte de los clubes más ricos. Como es natural, la falacia de querer justificar un proyecto inequívocamente elitista asegurando que lo hacen por el bien de todo el fútbol ha soliviantado todavía más las entrañas del hincha, verdadero protagonista del fracaso.

En las noche del martes abandonaron los seis clubes ingleses (Chelsea, Arsenal, Tottenham, Liverpool, Manchester United y Manchester City) y ayer miércoles lo hicieron los tres italianos (Inter, Milan y Juventus) y el Atlético de Madrid. De los doce socios fundadores de la Superliga ya solo quedan dos, el Barcelona y el Real Madrid, que mantiene un vergonzante silencio. En plena revuelta inglesa, el club azulgrana, al menos, emitió un comunicado anunciando que su integración en la Superliga estaba pendiente de una consulta con los socios culés.

Muerto el proyecto, Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA, se apresura con el regusto de la victoria a tender la mano a los insurgentes. "Lo importante ahora es reconstruir la unidad de que gozaba el juego antes de esto", dijo el dirigente esloveno, para apostillar que "es admirable admitir un error y estos clubes cometieron un gran error. Pero ahora han vuelto al redil y sé que tienen mucho que ofrecer".

¿Y qué tiene que ofrecer la UEFA para que los clubes rebeldes, que ya tenían un plan conciso, lleno de dinero y avalado por JP Morgan, para reconstruir esa unidad?

Las angustias económicas

Ahora empieza la verdadera batalla entre el "monopolio" de la UEFA, tal y como la definió el capitán de los amotinados, Florentino Pérez. El presidente del Real Madrid reveló el lunes que su club ha perdido 400 millones de euros en estos meses de pandemia. La situación del otro socio que aún no se ha rendido oficialmente a las evidencias es aún peor. El Barça tiene reconocida una deuda de 1.173 millones, 730 a corto plazo, y sólo en el último año ha perdido 350 millones. Ambos, sobre todo la entidad azulgrana, sufren una tensión de tesorería muy difícil de gestionar, hasta el punto de pedir adelantos de los contratos televisivos de próximas temporadas para atemperar las urgencias económicas.

Joan Laporta, cuando era candidato, no estaba muy por la labor de sumarse a la Superliga. Cuando supo de primera mano del agujero financiero, se adhirió al proyecto. De entrada, el Barça habría recibido la barbaridad de 350 millones, destinados inicialmente a inversiones en infraestructuras deportivas y a paliar los efectos de la crisis del coronavirus.

Otro que ha quedado en evidencia es Andrea Agnelli, presidente de la Juventus y vicepresidente de la Superliga a quien Ceferin le llamó "serpiente" por haberle engañado sin rubor alguno, según denunció. "Hay un pacto de sangre entre nuestros clubes, el proyecto de la Superliga tiene un 100% de posibilidades de éxito, seguimos adelante", dijo Agnelli en la República poco después de la renuncia de los seis clubes ingleses.

Horas después Agnelli se tragaba sus palabras, visto que tanto el Inter como el Milan arrojaban la toalla. "Damos un paso al lado por el contexto actual, pese a seguir convencido del valor deportivo, comercial y legal del proyecto".

Después de explicar su proyecto en el Chiringito de Jugones , Florentino Pérez está en silencio, mientras recibe un aluvión de críticas y la burla de los tabloides ingleses, donde más se ha jaleado esta victoria del pueblo frente a los oligarcas del fútbol.

José Luis Mendilibar no lo pudo explicar mejor ayer miércoles tras alabar a los aficionados ingleses, que han "hecho caer en 24 horas la Superliga". "Aquí somos almas que hacemos lo que nos dicen los que más tienen, en otros sitios son capaces de darle la vuelta", sentenció el técnico del Eibar.

Los diez equipos que han abjurado de la Superliga se fueron despidiendo del macro proyecto pidiendo perdón a sus respectivas aficiones, conscientes del error cometido, sobre todo por despreciar la carga sentimental que esconde el deporte más universal.

Recular y pedir perdónEl Atlético y el 'mérito deportivo'Todo sea por la concordia.

"Para el club es esencial la concordia entre todos los colectivos que integran la familia rojiblanca, especialmente nuestros aficionados", expresó el Atlético tras comprobar que la entrada en la Superliga europea había provocado el rechazo de una parte importante de su afición desde el pasado lunes. Además, el Atlético expresó que "la plantilla y su entrenador han mostrado su satisfacción por la decisión, al entender que los méritos deportivos deben primar por encima de cualquier otro criterio", según afirmó la entidad.

Consejo de Europa: devastador. El secretario general adjunto del Consejo de Europa, Bjorn Berge, mostró ayer su preocupación por el "impacto devastador" que puede tener la "desafortunada iniciativa" de la Superliga para el fútbol y el deporte "tal como lo conocemos", pero pide un "importante y oportuno organizar un diálogo urgente".