bilbao - Cuando el pasado verano todo el mundo daba por hecho que Antoine Griezmann tomaba el rumbo hacia Barcelona, un documental producido por Gerard Piqué, La decisión, desvelaba al final que el delantero francés se quedaba en el Atlético de Madrid, dejando pasmado al mundillo futbolístico. La historia vuelve a repetirse ahora y sobre todo refleja la escasa fiabilidad que inspira este jugador ambicioso, que aspira a “comer en la misma mesa de Messi”, y ya ha cumplido los 28 años. Ayer el jugador se reunió con el consejero delegado del club, Miguel Ángel Gil Marín, el entrenador Diego Simeone y el director deportivo, el italiano Andrea Berta, para comunicarles que pagará la cláusula de rescisión, de 120 millones de euros, aunque no su destino.

La originalidad de aquel formato levantó ampollas entre la afición culé, que vio en la composición una burla por parte del jugador colchonero, pero también una desconsideración de Piqué, aunque el central azulgrana quedó absuelto por la hinchada de toda culpa, conocidas sus extravagancias y sobre todo constatado su rendimiento en el Barça. En La Decisión de Griezmann tuvo mucho que ver la eficaz contraofensiva del Atlético, donde a la capacidad disuasoria del Cholo Simeone se sumó la de su gran amigo Diego Godín, que la final de la Liga de Campeones sea en el Wanda Metropolitano y sobre todo la fabulosa cifra de su nuevo contrato, que alcanza los 23 millones de euros netos por temporada.

La renovación, hasta 2023, se firmó el 18 de junio del pasado año en Istra, cerca de Moscú, donde estaba concentrado con la selección francesa preparando el Mundial de Rusia. Pero la cláusula que impuso advertía sobre el grado de su fidelidad. 200 millones de euros que, un año después, o sea el próximo 1 de junio, baja a 120. Es decir, Griezmann renovaba su vínculo con el Atlético y a la vez abría una puerta de salida si al terminar la temporada cambiaba su estado de ánimo, y al parecer así ha sido, y además ya no tendrá al lado a su hermano Godín.

Con el Atlético eliminado de la Champions por la Juventus en octavos de final, de la Copa por el Girona y en LaLiga Santander en un decoroso, pero insípido, segundo puesto, la frustración de Griezmann corre paralela con la del Barça. Si cuando el Atlético visitó el Camp Nou el delantero galo fue abucheado por la hinchada azulgrana ahora ésta ya no ve mal un refuerzo de su calibre para rearmar un equipo hecho trizas en Anfield.

La prensa catalana adelanta que la llegada de Griezmann implicaría la salida del brasileño Coutinho, por quien el pasado año el Barça pagó al Liverpool 120 millones de euros fijos (más 40 variables por objetivos). Su fracaso ha sido notorio y tiene el rechazo visceral de los aficionados, que el pasado domingo descargaron sobre él su desengaño.

Y a todo esto en la Real Sociedad se frotan las manos, ya que recibirán 20 millones por este traspaso.