LA cuarta etapa del Giro tenía bastante peligro sobre el papel. Un día de esos que sabes que hacen daño, con subidas explosivas y terreno rompepiernas. En los últimos 100 kilómetros hemos acumulado 3.000 metros de desnivel. Era un continuo sube y baja que ha castigado mucho las piernas. El mal tiempo que hemos sufrido durante todo el recorrido ha hecho que la etapa fuera aún más dura. Ha llovido muchísimo pero hemos tenido la suerte de que la temperatura no ha sido muy baja. Eso nos ha salvado. Nosotros hemos intentado aprovechar el día. En esta primera semana del Giro no hay muchísimas oportunidades para marcar diferencias entre los de la general, así que hemos tomado la decisión de atacar y mover el árbol. Si no lo hacíamos nosotros, lo harían otros. Así que desde la penúltima subida nos hemos puesto a ello. Hemos controlado la bajada y la parte final de la etapa. Creo que la apuesta nos ha salido bien y se ha hecho una primera selección en la general. Los más fuertes de la carrera, como Mikel, se han mostrado en Sestola. Me ha sorprendido que Ciccone estuviera por delante de Nibali. Parece que es la punta de lanza del Trek. También me ha sorprendido Carthy, que ha tenido un problema mecánico antes de la última bajada y ha sido capaz de contactar y hacer una grandísima subida. Hay que tener muy en cuenta al inglés. Para Mikel ha sido una jornada fructífera. No solo por el tiempo obtenido con algunos de sus rivales, sino también por las sensaciones transmitidas en la ascensión. Además, algunos aspirantes a la general, como Almeida, han mostrado sus debilidades. Queda fuera de juego. Otros rivales han perdido medio minuto. Perder ese tiempo en una etapa de estas características es algo a tener en cuenta.