Bilbao - Pello Bilbao (25 de febrero de 1990, Gernika) se libró de la columna diaria de DEIA en el Giro por un inmejorable motivo: su magnífico triunfo en L’Aquila. En la voz se le nota la chispa de la alegría.

¿Se esperaba la victoria?

-Ha sido totalmente improvisada. No me la esperaba. Mi mente estaba centrada para los últimos diez del Giro, para la montaña. Además, llegaba con algunas dudas a la carrera. Ha surgido la oportunidad porque nuestro hombre para estar en la fuga era Cataldo, pero no ha podido estar. Yo tenía buenas piernas he podido entrar en la fuga. No valoramos ni meternos en la fuga, hasta que se filtraron algunos corredores peligrosos y decidimos apostar por la escapada. Se me presentó una oportunidad única, porque Zeits estuvo conmigo y eso supuso una ventaja. Su trabajo fue espectacular y tuvimos el margen suficiente. Probé en el momento justo y acerté. Este triunfo puede suponer para mí un antes y un después en mi carrera.

¿Qué supone vencer en el Giro?

-Es un día muy especial para mí. Me ha llevado mucho tiempo lograr mi primera victoria de etapa en una prueba de las grandes vueltas. Era un objetivo que estaba persiguiendo desde hacía mucho tiempo. Por eso esa celebración con tanta rabia.

Ha demostrado tener muy buenas piernas. Realizó una buena crono en Bolonia. El año pasado fue sexto. ¿Piensa en la general?

-No estoy pensando en la clasificación general. He venido al Giro para ayudar a Miguel Ángel López a ganarlo. El triunfo, en ese sentido, no cambia nada.

Ha manejado muy bien la situación. Atacó en el instante preciso. ¿Cómo lo vivió desde dentro?

-A kilómetro y medio de la meta he visto que era el momento. Ha sido un juego psicológico, no solamente físico. Nadie tenía fuerzas de sobra como para ganar solo por piernas. Formolo era el hombre a batir. Ha sido un triunfo táctico. He guardado un puntito para los últimos 500 metros y he tenido un poco de margen para disfrutar de la victoria.

¿De quién se acuerda uno tras un triunfo de esta magnitud?

-He pensado en Scarponi (compañero fallecido), en mi novia, en un familiar al que le sometían a una operación difícil, en mis padres, en el equipo... Estoy feliz y emocionado.