A polémica sobre la vacunación contra el covid-19 de los jugadores está marcando la actualidad de la NBA en las semanas previas a su arranque, que tendrá lugar el 19 de octubre, y ayer lunes centralizó buena parte de las preguntas de los media day con los que las franquicias dieron el pistoletazo de salida a la pretemporada. Recientemente se hizo público que el 90% de los jugadores había recibido ya al menos una dosis y que se esperaba que el porcentaje fuera aumentando. Se comunicó también que, a imagen y semejanza de la NFL, iba a haber protocolos de actuación distintos para los jugadores que decidieran no vacunarse y que debido a las legislaciones de Nueva York y San Francisco los componentes de las plantillas de Knicks, Nets y Warriors que optaran por no inmunizarse contra el coronavirus no iban a poder jugar los encuentros de casa, pero el asunto ha ido a más a raíz de un reportaje publicado la semana pasada en Rolling Stone,Rolling Stone según el cual los jugadores antivacunas "están intentando imponer su agenda a la liga... y van ganando".

Esta publicación explica que el poderoso sindicato de jugadores frenó el pasado mes de agosto la intención de la NBA de que la vacunación fuera obligatoria y que en las últimas pautas médicas enviadas por la liga a las franquicias la distancia social para aquellos que no han recibido las dosis pertinentes pasa de "obligatoria" a "recomendada" y que desaparecen los test obligatorios en los días libres, entre otras medidas.

Además, coloca en el ojo del huracán del movimiento antivacunas a Kyrie Irving. La estrella de los Brooklyn Nets, tan genial en pista como de comportamiento errático fuera de ella -el pasado curso estuvo más de una semana en paradero desconocido durante la temporada regular y son de sobra conocidas sus ideas conspiranoicas y su creencia en el terraplanismo-, es uno de los jugadores a los que afecta la legislación de Nueva York que obliga a los deportistas profesionales a vacunarse para poder entrenar o jugar en pabellones cerrados salvo exención médica o religiosa. Ayer mismo no acudió al media day, aunque se esperaba que viajara con el resto del equipo a San Diego, donde la franquicia preparará esta semana el arranque del nuevo curso. Sí que intervino por vía telemática, pero se negó a confirmar si se ha vacunado o no: "Quiero mantener ese tema en privado, manejarlo de la mejor manera posible con mi equipo e idear un plan de actuación". En el artículo de Rolling Stone se señala que Irving comenzó recientemente a seguir y a respaldar con likes en Instagram de un teórico de la conspiración que asegura que la vacuna no es más que un "plan satánico para controlar a la población negra conectándola a un gran ordenador". Por esperpéntico que pueda parecer, la publicación asegura que esta teoría se está extendiendo entre los jugadores de la liga.

La pasada semana, la NBA rechazó la exención por motivos religiosos solicitada por Andrew Wiggins, pieza importante de los Golden State Warriors de Stephen Curry y Klay Thompson y jugador que tampoco podría disputar los encuentros como local por la legislación de San Francisco. Wiggins podrá acceder a las instalaciones de su franquicia aportando un test negativo diario, pero a partir del 13 de octubre se le exigirá "la pauta completa de vacunación" como a cualquier persona de más de 12 años que quiera acudir a grandes eventos en lugares cerrados de la ciudad. El hecho de que él y otros jugadores se perdiesen 41 de los 82 encuentros de la temporada regular supondría un difícil encaje en la estructura de las plantillas, entrando y saliendo de ellas según los entrenamientos o partidos sean en casa o fuera y llevando a sus respectivas franquicias y vestuarios una situación más que tirante, además de una disminución importante de sus multimillonarios sueldos. En el caso de Irving se habla de 428.000 dólares por encuentro; en el de Wiggins, 375.000.

Irving respalda en Instagram a un teórico de la conspiración que dice que la vacuna es un "plan satánico" para controlar a los negros con un ordenador