Bilbao - Una vez más, y llueve sobre mojado, al Bilbao Basket le faltó un poquito más, un golpe de riñón más contundente y sostenido, para arrancar una victoria a domicilio que casi siempre ronda pero que no acaba de saborear desde el estreno liguero en la cancha del Iberostar Tenerife. Un poquito más de control de las situaciones cuando fabrica marcadores cómodos (el 25-38 a cuatro minutos del descanso le duró ayer un abrir y cerrar de ojos), un poquito más de dureza y concentración para evitar pérdidas absurdas que dan alas al rival de turno (el Joventut engatilló 23 puntos aprovechando las bolas que birlaron a los hombres de negro), un poquito más de aportación y continuidad de jugadores llamados a ejercer de referentes.... Lo dicho, un poquito. Y tampoco le vendría mal, de paso, un poquito más de justicia arbitral porque lo de ayer en el Olimpic de Badalona fue algo sonrojante.

El trío de naranja arrancó errático, se fue viniendo arriba -para mal- con el paso de los minutos y en los compases decisivos protagonizó una actuación absolutamente desequilibrada en cuanto a criterio y señalizaciones con la sonrojante técnica, que además suponía su quinta falta, pitada a Jaylon Brown a 3:46 del final como gran guinda. El de Indiana colocó el 77-76 con un gran mate, la bola al caer fue a parar a sus manos y solo tardó décimas de segundo en soltarla, pero los árbitros, atentísimos, tuvieron tiempo de sancionarle por retenerla. A partir de ahí, con otra antideportiva a Rafa Martínez y una inexistente falta en ataque señalada a Ben Lammers por el camino, los de Álex Mumbrú perdieron su sitio en el partido y se vieron con un adverso 86-76 a dos minutos del final, pero cuando cinco puntos de Axel Bouteille amagaron con ajustar el partido ahí volvieron los colegiados, ojo avizor, pitando una falta de Arnoldas Kulboka en un salto por el rebote tras tiro libre fallado del alero francés en el que el lituano no hizo absolutamente nada. Y qué decir del gran celo con el que vigilaron las entradas en la zona de los jugadores bilbainos cuando Perrin Buford lanzó los siguientes tiros libres. Hasta dos veces mandaron repetir tras fallos del estadounidense. En fin... Un total de 33 faltas subieron al casillero bilbaino por 24 al de los anfitriones, curioso cuanto menos tratándose el Joventut de un equipo que tiene en la efusividad defensiva -y también gestual a la hora de irse al suelo ante el más mínimo contacto- uno de sus puntos fuertes.

¿Perdió el Bilbao Basket exclusivamente por los árbitros? Rotundamente no, pero su actuación sí que mediatizó un duelo en el que los de Carles Duran supieron prolongar su racha triunfal aprovechando, sobre todo, los problemas de la retaguardia bilbaina en la defensa uno contra uno a los exteriores rivales. Klemen Prepelic y el getxotarra Xabi López-Arostegui, 19 y 18 puntos respectivamente, fundieron una y otra vez a sus pares para terminar cerca de canasta y, por contra, Axel Bouteille se vio demasiado solo en las filas rivales en labores de anotación, ya que Brown no llegó a los doce minutos de juego por problemas de faltas, Ondrej Balvin apenas tuvo suministro de balones y Rafa Martínez y Jonathan Rousselle estuvieron muy fallones en el tiro (5 de 19 entre los dos).

Al Bilbao Basket le costó cogerle el aire al partido. Dos de sus primeros tres ataques se saldaron con pérdidas rápidamente castigadas a la contra por el rival, los seis triples que lanzó en los cinco minutos iniciales se estamparon contra el aro y bajo esos parámetros fue el Joventut el que gozó de las primeras rentas. El encuentro amaneció con mucho ritmo y poco acierto por parte de ambos conjuntos y el luminoso fue equilibrándose para cerrar el acto inicial con un 19-21 favorable a los hombres de negro. La entrada en escena de la segunda unidad reactivó considerablemente a los visitantes, que ganaron en consistencia defensiva y filo atacante de la mano de Ben Lammers. El pívot no solo cerró su aro a cal y canto con tres txapelas marca de la casa, sino que además ofreció soluciones en ataque que permitieron coger vuelo al Bilbao Basket, que merced a un parcial de 10-2 impulsado por dos triples de Bouteille y Rousselle, los dos únicos del Bilbao Basket en el primer tiempo, mandaba por trece puntos (25-38) a cuatro minutos del descanso. Pero no duró demasiado la alegría. El Bilbao Basket volvió a atascarse de golpe y porrazo. Faltas en ataque que regalaron tiros libres a los de Duran, pérdidas evitables, fallos en ambas canastas... ¿El resultante? Oportunidad de demarraje perdida, parcial de 13-2 devuelto por los verdinegros y un 38-40 en el ecuador de la contienda.

El Joventut regresó de vestuarios con dos triples anotados, el Bilbao Basket lo hizo con sendas pérdidas y el control del partido cambió de manos (47-40, parcial total de 22-2), con los hombres de negro metiéndose en problemas de faltas en apenas dos minutos. Pero la entrada en escena de Tomeu Rigo para atar en corto a Prepelic y el acierto en ataque de Bouteille equilibraron la situación y el choque llegó a sus diez minutos finales con un ajustado 64-62. Hasta la técnica a Brown con el 77-76, ninguno de los dos equipos tuvo una renta superior a los tres puntos. A partir de ahí, los de Duran navegaron con viento a favor, los visitantes resistieron hasta el 86-81 a 1:14 del final pero tuvieron que acabar hincando la rodilla. Demasiadas piedras en el camino y algunas, las arbitrales, no deberían mediatizar un partido.