Bilbao - La casualidad, en forma de trabajos de infraestructura en su actual hogar, el Bilbao Arena, propició que el encuentro se produjera donde todo empezó, en La Casilla, el recinto en el que el Bilbao Basket vivió su bautismo de guerra en una Liga ACB que desde 2004, y salvo la ausencia del pasado curso, se ha acabado convirtiendo en su hábitat natural hasta el punto de que el del próximo sábado, en Manresa, será su partido número 500 en la máxima categoría del baloncesto estatal. Entre Álex Mumbrú y Javi Salgado, antes vestidos de corto y ahora sentados en el banquillo pizarra en mano, enlazan todos esos años de ilusión, gloria, crisis y resistencia ante la adversidad que desgranan con la emoción y la nostalgia del que echa la mirada atrás para recordar episodios intensos.

3 de octubre de 2004. El Bilbao Basket debuta en ACB con una derrota por 47 puntos (57-104) que el de Santutxu aún tiene muy fresca en la memoria: “Recuerdo la gran expectación que había por el debut y que La Casilla estaba a reventar. Fue un buen tortazo inicial para todos y nos hizo ver lo duro y difícil que iba a ser aquello. Para mí fue un sueño y un orgullo vivirlo y algo que sucedió muy rápido, porque en tres años pasamos de LEB-2 a ACB, de jugar en canchas de lugares recónditos a verte contra los Splitter Scola, Calderón, Prigioni...”. Sin embargo, el disgusto por aquel sopapo inicial duró muy poco porque tres días después, en Badalona, llegó la primera victoria. ¿Y quién jugaba en aquel Joventut? Álex Mumbrú. “¿Nos ganaron? Seguro que les dejamos. Sabía que iba a tener una buena historia en Bilbao y ayudé un poco”, apunta entre risas antes de destacar que “venían de perder casi de 50, era un recién ascendido, llegaron a Badalona, hicieron un partidazo y nos ganaron bien. Era un club que estaba empezando, ¡pero tenían buen equipo, eh! No eran mancos”.

Los tres primeros cursos del Bilbao Basket en la ACB fueron de asentamiento antes de que llegaran las primeras Copas, los estrenos en play-off, las aventuras por Europa... “El equipo estuvo prácticamente seis o siete años en constante crecimiento, cada año se superaba y la afición vibraba. Los años de los bailes de Recker, Savovic y compañía tras ganar en casa, la Copa en Gasteiz, las semifinales de Eurocup en Turín? Muchos recuerdos muy bonitos”, reconoce Salgado. ¿Y cómo se veía desde fuera a aquel conjunto que crecía a toda prisa? “Como un club nuevo pero con una ciudad muy importante detrás. Era una entidad que iba a más. Además, empezaba a sonar que había un proyecto de crecimiento que incluía un nuevo pabellón, que económicamente iba a crecer y hacer equipos más competitivos”, recuerda el actual técnico de los hombres de negro.

En 2009, Mumbrú unió su destino con el del Bilbao Basket. “Hubo gente que decía que venía a retirarme. Hombre, llegué con 30 y me retiré con 39 (risas). Tenía alguna oferta más, pero me gustó el proyecto de Bilbao y las cosas que me dijeron Gorka Arrinda y José Cobelo sobre las expectativas del club. Al final he estado muchos años porque, sobre todo al principio, lo que hacía era bajar mi contrato y alargarlo. Al final, prácticamente nunca llegué a renovar. Piensas que vas a estar tres años, pero en el segundo bajas cantidades y alargas, lo vuelves a hacer más y sin darte casi cuenta acabas pasando mucho tiempo aquí. Yo también forcé para quedarme, tuve ofertas para irme, pero mi primera opción siempre fue quedarme”. Sin embargo, aquel curso no arrancó bien y acabó costándole el puesto a Txus Vidorreta, episodio que Salgado vivió con especial tristeza. “Se quiso dar un salto más, se trajeron grandes nombres y al final de la primera vuelta no estábamos donde el club creía, las sensaciones no eran buenas y todo acabó con la salida de Txus y la llegada de Fotis Katsikaris. Fue duro. Cuando un entrenador y persona de casa que ha llevado al club desde LEB Plata hasta ACB y ha hecho todo lo que hizo Txus tiene que salir así? Fueron momentos duros para mí, pero al final nos salvamos. De hecho, nos quedamos a una victoria de entrar en el play-off”, recuerda el de Santutxu.

Aquel curso 2009-10 acabó siendo un punto de inflexión en la trayectoria deportiva del club, pues el siguiente llegó la gran campanada al llegar a la final de la ACB. “Como jugador, disputar la final contra el Barça eliminando en semifinales al Real Madrid fue mi mejor momento aquí sin ninguna duda. En los partidos de casa entrabas en Miribilla y se te ponían los pelos de punta, la piel de gallina? Salir al campo era una explosión de todo”, señala Mumbrú. A Salgado ese momento y los siguientes éxitos (el curso de la Euroliga, la final de la Eurocup...) le tocó vivirlos desde fuera después de que el club le enseñara la puerta de salida el verano de 2010. “Fueron sensaciones raras. Sinceramente creía que podía haber formado parte de esas plantillas y esos éxitos, pero me alegré por muchos amigos y excompañeros, gente del club? Cuando podía, por haber acabado yo mi temporada, iba a ver al equipo como un aficionado más”, señala.

La resaca Pero después de la fiesta y los excesos llegó la resaca. Y fue de las gordas. En la temporada 2013-14, el club entró en una situación de colapso económico que cerca estuvo de provocar su defunción. Una huelga de jugadores, el cambio de manos de la mayoría accionarial, la expulsión de la ACB el siguiente verano y la posterior readmisión... Meses caóticos que Mumbrú vivió en primera línea: “Es lo más duro que me ha tocado vivir. Durante años vinieron grandes jugadores que estaban por encima de nuestras posibilidades y eso al final se pagó caro. Competimos siendo de los mejores equipos de la ACB y de Europa, pero todo aquello estaba por encima del nivel del Bilbao Basket. Estuvimos a punto de desaparecer, no cobrábamos, tuvimos que ir a una huelga? Es bonito que todo eso haya quedado en el olvido. De hecho, me parece que han pasado 20 años y la realidad es que ocurrió hace relativamente poco. Durante muchos años hemos ido arrastrando aquellos años de borrachera”, reconoce. En la campaña 2014-15, la primera de Sito Alonso en el banquillo, se vivió una especie de resurgir con el regreso a play-off rozando las semifinales, pero el equipo fue poco a poco perdiendo poder competitivo al tiempo que los problemas económicos seguían ahogando a la entidad y la nueva realidad que tocaba vivir seguía sin ser asumida, desembocando todo ello en el descenso del curso 2017-18. “Deportivamente, fue la peor experiencia”, destaca el catalán, para el que aquel fatídico curso coincidió, además, con su despedida de las canchas: “El club llevaba ya muchos años dando síntomas de que las cosas no iban bien. No creo que hubiera culpables concretos, lo que hubo fue muchos años de muchos errores que acabaron en un descenso. Visto con perspectiva, igual acabó siendo la salvación del club, no lo sé, ya que hubo que entrar en un proceso concursal y la única forma de hacerlo era habiendo bajado”. Salgado, que había regresado al club de su corazón el verano de 2016, también lo vivió con gran amargura. “Es mi peor recuerdo deportivo. Fue un año en el que nada salió bien, todos los intentos por reconducir el equipo fueron mal. Fichajes de jugadores, cambios de entrenadores, problemas económicos, dos o tres partidos que tuvimos para ganar pero en los que la pelotita cayó del lado del contrario... Para mi fue un año muy triste porque además yo llegaba de año y medio casi sin jugar. Visto con perspectiva, quizás fue un paso atrás para dar dos hacia adelante, para coger impulso y hacer que el club, la afición y el equipo se juntaran otra vez en la LEB. Nos debe servir a todos para darnos cuenta de que si las cosas no se hacen bien las consecuencias se pagan . Tuvimos que pelear mucho para ascender”.

El regreso a la máxima categoría se logró el pasado curso con Mumbrú como técnico y Salgado ofreciendo su último servicio como jugador. “El descenso pasó de ser el mayor drama del mundo a una especie de cuento de hadas. Si te pones a escribir la película más bonita para volver a subir, te sale nuestro año en LEB”, dice Mumbrú, que analiza el presente del Bilbao Basket: “El club fue un bebé que se hizo adolescente, a esa edad perdió el control de todo, de golpe tuvo un accidente y debe volver a caminar. Tiene que volver a hacerlo todo, sentar las bases, ir poco a poco? Antes de correr tienes que caminar, antes de caminar tienes que dar un paso? El paso lo dimos el año pasado volviendo a la ACB y ahora hay que volver a caminar. Y va a haber que caminar mucho tiempo antes de volver a correr”. Salgado también lo tiene claro: “Venimos de una época muy difícil, con problemas económicos y un descenso, y lo que debemos hacer ahora es, sin excesos ni alegrías de más, asentar el equipo siendo consciente de nuestra realidad”. Es la clave para hacer bueno el deseo que se les lanza a los cumpleañeros como este Bilbao Basket que llega a 500 encuentros en ACB: ¡Y que cumplas muchos más!

1. Álex Mumbrú4.038

2. Marko Banic2.507

3. Javi Salgado2.111

1. Axel Hervelle1.327

2. Álex Mumbrú1.314

3. Marko Banic1.083

1. Javi Salgado821

2. Álex Mumbrú815

3. Axel Hervelle410

1. Álex Mumbrú316

2. Axel Hervelle277

3. Javi Salgado258