EL polideportivo de Lasesarre presentó una agradable imagen para albergar la final de la Euskal Kopa ACB, torneo patrocinado por DEIA en el que Bilbao Basket y Kirolbet Baskonia se vieron las caras un año después del último enfrentamiento entre unos y otros. El recuerdo, de amargo recuerdo para el conjunto bilbaino como consecuencia de la pérdida de categoría que supuso la dura derrota ante el cuadro gazteiztarra en Miribilla (74-78), invitaba a la marea negra a encarar la atractiva e intensa cita de anoche en Barakaldo con un plus de motivación. Y así fue. La afición de los hombres de negro, siempre fiel a su equipo, se dejó ver en el pabellón a fin de alentar a los jugadores de Álex Mumbrú en su puesta de largo ante los ojos de una hinchada que demostró seguir con ganas de baloncesto.

Después del celebrado regreso a la ACB el pasado 2 de junio tras superar al Melilla y al Iberojet Palma en el play-off de ascenso que acogió Bilbao, con 10.000 fieles abarrotando Miribilla durante dos aspasionantes jornadas para llevar en volandas al Bilbao Basket, la final de la Euskal Kopa volvió a convertirse ayer en una fiesta con el baloncesto vasco como protagonista. Más allá de que la victoria cayera del lado baskonista y de que fueran los seguidores visitantes quienes celebraran el triunfo en las gradas, el encuentro permitió observar cómo la comunión entre los hombres de negro y su entregada afición asoma más viva que nunca y sin fecha de caducidad de por medio.

Tampoco se prevé que toque a su fin la rivalidad existente entre los seguidores bilbainos y baskonistas, quienes, no obstante, dieron una sana muestra de convivencia antes del inicio del choque, así como durante el transcurso de una final que se vivió con intensidad tanto en las gradas, como en la pista, donde la primera canasta se hizo de rogar. El primer cuarto, sin ir más lejos, tocó a su fin con un 14-8 favorable a los pupilos de Álex Mumbrú, quienes, no obstante, figuraron como visitantes en los marcadores del pabellón pese a que la cita se celebró en Barakaldo, donde al Baskonia, que entró frío al partido, le costó coger el aire a una cita en la que no se puso por delante hasta la última jugada del segundo cuarto. Con 29-32 a favor del conjunto gasteiztarra y en medio de la expectación propia por saber hacia dónde iba a girar el choque, ambos equipos tomaron el camino hacia los vestuarios antes de jugarse un título que hizo suyo finalmente el equipo de Velimir Perasovic.

Doble homenaje

La final de la Euskal Kopa ACB, en la que el Bilbao Basket no pudo defender su condición de campeón tras su contundente victoria del pasado año contra un desbordado Gipuzkoa Basket (69-89), sirvió además para que la Federación Vasca homenajeara antes del choque al colegiado Juan Carlos García González y a Javi Salgado. El de Santutxu, que colgó las botas al término del último ejercicio con 39 primaveras a sus espaldas y después veinte años de carrera para pasar a formar parte del cuerpo técnico del Bilbao Basket, recibió una calurosa ovación por parte de la marea negra. También los aficionados de Kirolbet Baskonia, con un talante sumamente deportivo y con varios seguidores puestos en pie para la ocasión, rompieron a aplaudir a un agradecido Salgado, otro de los protagonistas de una cita que, tal como aventuraron en la antesala de la final Rafa Pueyo y Luis Querejeta, se convirtió en una fiesta del baloncesto vasco.

En las gradas, con masiva presencia de jóvenes aficionados y familias dispuestas a disfrutar del baloncesto, fueron alrededor de 1.400 los fieles que se dieron cita, dotando así al polideportivo de Lasesarre de una atractiva imagen que se prolongó hasta la entrega de premios, momento en el que el Baskonia recibió el trofeo que le convierte en el nuevo campeón de la Euskal Kopa, torneo patrocinado por DEIA en cuyo palmarés sucede a un combativo Bilbao Basket que afronta con hambre, ilusión y al calor de la marea negra su esperado regreso a la élite del baloncesto estatal.