Elorduy es el encargado de analizar a los rivales de los ‘hombres de negro’ en la Final Four. “Son durísimos”, avisa, pero apuesta por un final feliz con el respaldo de Miribilla

Bilbao - Transcurridos ya días desde la resolución del ‘play-off’ de cuartos de final. ¿Mantiene alguna imagen en la retina?

-Todo lo que tuvo que ver con el entorno. La euforia de la gente, de los jugadores, los gritos de alegría que pegamos todos en el túnel cuando salíamos de la cancha? Pero, sobre todo, la alegría del público por habernos metido en la Final Four.

La eliminatoria contra el Palencia ha sido?

-¡Durísima! La palabra es esa. Nosotros éramos muy conscientes de que iba a ser así porque desde antes de que arrancara el curso dábamos al Palencia como candidato para estar muy arriba. No nos queríamos pronunciar mucho para no dar pistas, pero era uno de los rivales que queríamos evitar porque por calidad de plantilla y por su construcción era un equipo que no nos venía bien. A nosotros nos marcó mucho el segundo partido. Hay un momento que estamos nueve puntos arriba, perdemos un balón, hacemos una antideportiva, ellos entran en el partido y ahí cambia la serie. En ese momento nació una eliminatoria muy larga.

¿Sentían más presión de la que daban a entender? El hecho de haber acabado segundos, perder un partido en casa, el anuncio de que la Final Four iba a ser en Bilbao?

-Lo de la Final Four en Bilbao no nos ha afectado, nos ha presionado más la responsabilidad que teníamos. Estar en la Final Four era un objetivo que teníamos marcado como prioritario y había que sacar adelante el play-off. Ha habido momentos en los que el equipo ha estado muy tenso: antes del quinto partido, antes del tercero? También lo estuvimos antes del cuarto, pero en la cabeza de todo el mundo estaba que había otra oportunidad; tienes que salir a tope, pero no es lo mismo. Ese día el que no tenía red era el Palencia.

Supieron madurar tanto la serie en su globalidad como el último encuentro.

-Así es. En el último partido, cuando llegamos al descanso, el margen era solo de tres puntos y tampoco parecía que estuviésemos muy fluidos en el juego, pero sí que vimos que el guion del partido lo estábamos llevando nosotros. Teníamos unos objetivos marcados para la primera parte, un trabajo de desgaste a realizar, y en el descanso nos dimos cuenta de que lo estábamos haciendo, que podíamos estar en la línea deseada. Luego llegó el momento en el que el equipo tuvo más acierto, se soltó a correr y Palencia ya se cayó. Pero se vino abajo por todo el trabajo que habíamos hecho.

¿Cómo es jugar un partido decisivo en un ambiente como el del otro día?

-¡Una gozada! Sí que es cierto que te llena de responsabilidad y te puede presionar más de la cuenta, pero esos son factores que te pueden afectar en la previa. Una vez que estás en el partido? El otro día el equipo sentía la grada en todo momento y eso te hace empujar más, apretar los puños en la siguiente jugada aunque cometas algún fallo, defender más? El otro día fue decisivo. Yo he estado muchas veces de espectador en Miribilla, pero sentirlo ahí abajo es otra historia. ¡Es terrible cuando la grada empuja!

A mucha gente el ambiente le recordó a los cuartos de final de Euroliga contra el CSKA, a las semifinales de la ACB? Eran galas de gran partido.

-Totalmente. No sé si porque no lo he vivido hasta ahora allí abajo, pero yo estuve como público en esos momentos que citas y sentirlo desde la cancha impresiona muchísimo. La gente enchufadísima desde el calentamiento, empujando en cada jugada? No sabía que Miribilla podía empujar tanto.

¿Qué supone para un club reunir a 10.000 personas en un duelo de cuartos de LEB un miércoles?

-Es una satisfacción terrible. Saber que lo que nosotros hacemos tiene tanta repercusión, que hacemos las cosas para tanta gente, lo primero que hace es llenarte de responsabilidad, pero te da una gran ilusión, ganas de hacer más cosas y conseguir el nuevo objetivo que se plantea para el próximo fin de semana. Con esta gente que tenemos detrás es muy posible conseguirlo.

Estar a dos partidos de regresar a la ACB, con ambos en Miribilla, es un guion que habrían firmado en septiembre.

-Totalmente. Si en septiembre nos dicen que íbamos a poder decidir el ascenso en nuestra cancha, habríamos firmado antes de la jornada uno. Es algo que nos hemos ganado. Hicimos un trabajo muy bueno en temporada regular, ya que a pesar de tener algún momento de irregularidad conseguimos encontrar una buena línea de trabajo. El club también ha hecho un esfuerzo importante para que la Final Four sea aquí. Entre todos hemos conseguido generar el entorno más favorable para lo que viene el sábado y el domingo.

El primer rival será el Melilla. ¿Cómo lo ve?

-Tiene un plantillón. Además de lo analizado durante todo el año, llevo días trabajando específicamente sobre ellos y tienen muchísimos recursos en todas las posiciones: base grande, base pequeño, exteriores defensores, exteriores anotadores, interiores con físico, jugadores de poste bajo? Tienen todo. Sabiendo la cantidad de presupuesto que manejan es normal que tengan tanta calidad. En temporada regular les ganamos las dos veces pero esto no tiene nada que ver. Además, aquellos dos partidos llegaron en situaciones distintas: en una, ellos no estaban en una racha muy positiva y nosotros hicimos un partido de gran calidad en su cancha y en cuanto al partido de Miribilla ellos tuvieron bajas importantes y en un duelo muy pausado acabamos sacando la victoria. No va a ser parecido a ninguna de las dos versiones anteriores, aunque esperemos que el resultado sea igual. Además, jugadores del nivel que tiene el Melilla se hacen más peligrosos en este tipo de encuentros.

En ‘play-off’ ha sobresalido la figura de Caleb Agada.

-Está jugando a un nivel espectacular. Tiene un nivel de confianza altísimo y aporta en robos, rebote, anotación? Con el físico que tiene es muy difícil de parar en campo abierto y seguramente tendremos que prestarle mucha atención. Pero hay otros muchos recursos. La incorporación de Gjuroski les da mucho nivel y versatilidad en el cuatro, Txemi Urtasun y Franch son jugadores para este tipo de partidos?. El rival es de aúpa.

Usted estuvo dos años (2009-11) en Melilla. ¿Cómo es el club?

-No ha cambiado mucho desde entonces. Ahora mismo está en un momento de indefinición. Siempre se habla del tema de su afición, que está latente pero no le da tanto respaldo al equipo. Es un club que siempre maneja presupuestos muy altos y que está acostumbrado a estar en las citas importantes. En nuestro primer año ganamos la Copa Príncipe, jugamos segunda ronda de play-off y estuvimos mucha parte del año líderes? No les sorprende venir aquí a jugarse una Final Four.

¿Y qué le parece la otra semifinal?

-Muy complicada de pronosticar. En Melilla estuve los dos años con Gonzalo García de Vitoria. Tenemos una amistad personal muy grande desde hace tiempo y le doy muchísimo valor al trabajo que ha hecho en Ourense. Así como creo que a nivel de plantilla está en inferioridad, creo que el aporte que él puede dar y el haber tenido más tiempo para preparar cosas le puede dar algo de ventaja aunque Palma tiene un equipo de gran calidad y hecho para llegar hasta el final.

Ha sido un curso igualado, pero los equipos vivos a estas alturas del curso han sido los esperados.

-Sorprende un poco lo de Palencia por haber tenido durante la temporada esos momentos malos que le han hecho caer al noveno puesto y medirse con nosotros en play-off y la eliminación del Oviedo por 0-3 tras haber estado todo el curso arriba. Con el resto sí se contaba desde el principio.

Han jugado una temporada regular, una final a partido único, un ‘play-off’ a cinco partidos y ahora deben afrontar un nuevo formato con la Final Four. ¿Cambia mucho la forma de preparar esta cita?

-No. Además de la ventaja de jugar en casa, tenemos otra respecto al resto: somos los únicos que ya hemos jugado en nuestro campo, delante de 10.000 personas, un partido decisivo sin red de seguridad. Nosotros ya hicimos eso el miércoles. El resto no sabe lo que es eso y es un factor que nos favorece. Ese partido, la final de Copa? Son momentos que nos han hecho crecer como grupo y nos deben aportar experiencia para esta Final Four.

Una de las virtudes del equipo durante todo el curso ha sido saber revolverse en los momentos que ha estado contra las cuerdas.

-Si algo tiene este equipo es su capacidad para dar la cara en los momentos complicados. El equipo respondió muy bien en el primer partido de la serie ante el Palencia, lo volvió a hacer en el tercero cuando había perdido el factor cancha y lo remató en el quinto cuando no había margen de error. Eso es una garantía y nos da confianza para afrontar la Final Four.

¿Qué balance personal realiza de la temporada?

-Está siendo un curso muy intenso. Con mucho trabajo, pero muy contento de poder hacerlo. Trabajar tanto realizando análisis te hace mejorar mucho como entrenador y en una liga tan competitiva hace que no haya partido sencillo y que el nivel personal de tensión y exigencia sea mayor. Estoy muy satisfecho del año a nivel de trabajo, espero rematarlo el domingo.

Han tenido que ensamblar un nuevo cuerpo técnico y una nueva plantilla partiendo casi de cero y posteriormente generar dinámicas de trabajo entre ambas partes. ¿Ha sido muy costoso?

-Ha sido un proceso sostenido en el tiempo porque todo era nuevo. Desde el principio lo que buscamos era encontrar la sintonía y los espacios de trabajo, tratar de comunicarnos de la misma manera? Ahora con un gesto ya nos entendemos todos, pero al principio costaba más y todo el proceso que hemos llevado a cabo tiene mucho mérito porque en otros sitios suele ser largo y dura más de un año. No es fácil completarlo en el periodo de tiempo que lo hemos hecho.

Y además, el entrenador es también novato en el puesto. ¿Qué tal está siendo trabajar con Álex Mumbrú?

-Ha ido todo bien. Ha trabajado con entrenadores de mucho nivel, ha estado en equipos importantes y tiene ideas de baloncesto de mucha calidad. Hemos ido viendo cosas, dándoles matices pero desde el principio vimos que su idea de baloncesto es bastante parecida a la mía, por lo que en ese sentido ha habido bastante sintonía. Ha sido fácil compenetrarnos y compaginar el trabajo de uno y otro.

¿Se ha permitido el lujo de fantasear sobre lo que puede ser Miribilla el próximo fin de semana?

-El miércoles, cuando quedaba un minuto de partido y ya estaba decidido hubo un momento que levanté la vista, recorrí todo Miribilla, vi cómo estaba la gente y sí que me vino esa idea: Bufff, lo que puede ser esto si el domingo lo acabamos sacando. Me permití algo que me parece un lujo, porque en deporte profesional no puedes vivir a tan largo plazo y el sábado tenemos un duelo ante el Melilla que va a ser dificilísimo y solo debemos pensar en ello. Pero enseguida volví a bajar la cabeza y empecé a pensar en el rival de semifinales, que nos va a obligar a estar muy centrados. Aunque a mí es al que menos me toca esa parte, porque trabajo en el mejor de los supuestos y debo poner un ojo también en analizar a los rivales de una hipotética final. Álex, el resto del cuerpo técnico y los jugadores solo pueden pensar en el Melilla (risas).

“El Melilla tiene un plantillón, con muchísimos recursos en todas las posiciones y gente peligrosa en estos partidos”

“El equipo y el club hemos hecho un gran esfuerzo para generar el entorno más favorable para la Final Four”