Bilbao - Miribilla ejercerá de juez absoluto y plenipotenciario a la hora de dilucidar el futuro del Bilbao Basket en esta fase de ascenso a la Liga Endesa después de que el conjunto vizcaino no fuera capaz de dejar resuelta en Palencia su serie de cuartos de final. Ambos conjuntos se volverán a ver las caras el miércoles en un duelo sin vuelta atrás después de protagonizar ayer otro enfrentamiento de emociones fuertes en el que los locales pusieron sobre la pista mas argumentos para llevarse el gato al agua a pesar de que por momentos parecía que iban a perdonar la vida a los hombres de negro. En un choque con dos mitades muy diferenciadas, a los de Álex Mumbrú les faltó primero intensidad y posteriormente criterio y acierto para sellar su pase a la Final Four. Los de Carles Marco se comportaron, sobre todo en el segundo cuarto, como un equipo que se jugaba la vida en el envite e hicieron gala de un nivel de energía y efusividad superior a un rival que parecía tener presente que todavía contaba con una bala en la recámara. Con el 40-32 al descanso, los anfitriones gozaron de infinidad de situaciones para romper el duelo, pero probablemente el peso de la responsabilidad les llevó a fallar muchas situaciones que el Bilbao Basket no fue capaz de aprovechar porque su eficiencia ofensiva dejó también mucho que desear. Y pese a todo, con un parcial de 2-10 en los compases finales del último cuarto, los visitantes estuvieron cerca de salir vencedores (del 55-46 al 57-56), pero un par de ataques sin premio, un tiro de cinco metros de Urko Otegui y, sobre todo, un rebote ofensivo birlado por Nikola Cvetinovic casi de las manos de Ben Lammers cerró el duelo.

Las constantes vitales y la carta de tiro del duelo se parecieron demasiado a las de hace siete días, cuando Palencia ganó en Bilbao. Los de Marco solo necesitaron anotar cuatro triples, de 22 intentos, para resultar ganadores porque su principal radio de acción estuvo en las distancias cortas pese a no anotar tampoco con demasiado acierto. Por el contrario, los de Mumbrú acabaron lanzando más triples (32) que tiros de dos puntos (29) con porcentajes pírricos para sacar una victoria a domicilio (25% y 41% respectivamente). Como aquel día, el Palencia se centró en minar su pintura y sin poder explotar sus características continuaciones el juego ofensivo del Bilbao Basket se llenó de espesura y careció de ritmo y filo. Con Jaylon Brown como único jugador capaz de anotar en dobles figuras (12 puntos), el conjunto vizcaino se dejó por el camino demasiados tiros liberados, un puñado de bandejas en contraataque e incluso un intento de mate de Lammers. Demasiadas concesiones en una cita tan equilibrada.

La contienda amaneció con la tensión propia de un play-off, con un toma y daca constante en el que ninguno de los contendientes fue capaz de imponer su propuesta de juego. El pique entre Otegui y Javi Salgado ejemplificaba de salida todo lo que estaba en juego en un primer cuarto en el que ni Bilbao Basket ni Palencia fueron capaces de construir rentas superiores a los tres puntos. Rokas Gustys empezó sacando petróleo en la zona bilbaina, pero los anfitriones fueron poco a poco ampliando su radio de acción y percutiendo desde el perímetro al tiempo que los hombres de negro hacían lo contrario, ya que pese a los tempraneros triples de Brown y Salgado fueron las continuaciones hacia aro de Kevin Larsen las que les permitieron cerrar los diez primeros minutos con un 18-19. Sin embargo, los de Marco no tardaron en subir una velocidad más en su juego mientras que el conjunto vizcaino caía en una espesura preocupante. Un contraataque fallado por Leonardo Demetrio al que siguió una antideportiva de Rafa Huertas fue la rampa de despegue perfecta para que los locales consiguieran algo de aire en el luminoso (28-21). Un triple de Thomas Schreiner amagó con reinstaurar el equilibrio, pero al ataque bilbaino le costaba carburar. Faltaban ideas, mejor circulación de bola y acierto ante los constantes cambios de zona a individual del rival. Se tiraron demasiados triples que se fallaron, incluso Osvaldas Matulionis falló otra bandeja al contraataque y pese a un dos más uno de un Lammers que llegaba al ecuador con tres faltas, el Palencia, con Moussa Kone dando un buen y necesario relevo a Gustys, alcanzó el ecuador con un 40-32 favorable a sus intereses que suponía la mayor brecha de la matinal.

Errores en ambos bandos En la reanudación, el encuentro se convirtió en un auténtico correcalles, en una acumulación de errores por parte de ambos equipos del que ninguno sacó nada en claro. El Palencia, rondando constantemente ventajas de dobles dígitos, perdió una oportunidad magnífica para romper el duelo, mientras que el Bilbao Basket, con fallos de todos los tipos, distancias y colores (triples a la contra, bandejas y hasta un mate de Lammers), no acababa de retomar el control de la situación. Los ocho primeros minutos de este tercer cuarto se solventaron con un empate a cinco puntos. Los tiros libres acercaron a los de Mumbrú a su objetivo de equilibrar el marcador (45-41), pero nuevos errores de bulto dispararon a los locales (50-41) antes de que un triple de Salgado dejara la desventaja en seis puntos a diez minutos del final. Los visitantes tuvieron un par de ataques para estrechar la grieta, pero no sacaron absolutamente nada de ello. Al Palencia también parecía pesarle la presión. Un triple de Cvetinovic casi sobre la bocina de posesión a 7:45 del final parecía marcar el punto de inflexión definitivo, pero los de Mumbrú, aunque fuera a trancas y barrancas, volvieron a salir de las cuerdas. Dos triples de Tomeu Rigo y Brown colocaron un esperanzador 35-32 a 3:32 del final con Palencia ya con cuatro personales. Los anfitriones parecían derrumbarse y el Bilbao Basket, con Iván Cruz como puntal, se acercó hasta el 57-56. El propio ala-pívot falló un triple que pudo darle la vuelta al marcador antes de que un tiro lateral de Otegui colocara el 59-56. Brown se dejó un tiro libre por el camino a 35 segundos del final, Cvetinovic birló el rebote ofensivo en la siguiente acción a Lammers cuando el pívot casi tenía ya la bola entre sus manos y la escuadra vizcaina se quedó sin tiempo para la remontada.

Así las cosas, al Bilbao Basket ya solo le queda Miribilla como escenario en su futuro más próximo. El miércoles, se jugará el pase a una Final Four que se celebrará en su propio feudo. A su temporada le pueden quedar, como mucho, tres partidos, todos ellos ante su público, y si los ganara el premio sería jugar el próximo curso en ACB. No es mal panorama pero, evidentemente, lo primero es lo primero.