EL Bilbao Basket completa estos días en Miribilla su segunda semana de entrenamientos sin partidos por el parón de la Liga Endesa. Álex Mumbrú está aprovechando estas sesiones con casi todos sus pupilos (Regimantas Miniotas se encuentra con la selección de Lituania y Jonathan Rousselle está siendo cuidado hasta el límite por sus molestias físicas) para tratar de conseguir algo fundamental de cara a la lucha por la salvación: el ensamblaje de piezas que las constantes lesiones y el cambio de jugadores no le han permitido lograr hasta el momento. Con Ondrej Balvin y Ludde Hakanson habiendo vuelto a la actividad antes del parón, el último jugador en sumarse al trabajo en grupo ha sido Quentin Serron, que no se viste de corto desde el 3 de diciembre por la rotura parcial del tendón rotuliano de su rodilla izquierda.

El escolta belga no tenía gran incidencia en al apartado estadístico (2,9 puntos, 1,8 rebotes y 1,3 asistencias), pero es un jugador muy apreciado por Mumbrú por su esfuerzo defensivo y sus buenos fundamentos a la hora de incomodar la vida a los exteriores rivales, algo de lo que los hombres de negro no están sobrados. El regreso a las canchas de Serron, junto al de Balvin, debería reactivar a una retaguardia excesivamente blanda en los últimos meses, pero el alta del belga obligará a Mumbrú a realizar convocatorias en cada partido. Bendito problema, atendiendo a la carencia de efectivos de los últimos tiempos, pero un encaje difícil para cumplir con la normativa de los cupos de formación.

El Bilbao Basket cuenta ahora con trece jugadores en nómina, solo puede inscribir a doce en cada partido y cuatro de ellos son imprescindibles por el asunto de los cupos: Ludde Hakanson, Álex Reyes, Jovan Kljajic y Felipe Dos Anjos. Los dos últimos son, con todos sanos, los jugadores once y doce del plantel, por lo que un miembro de la teórica rotación principal siempre deberá quedarse sin vestirse de corto y Mumbrú tendrá que elegir lo más conveniente para sus intereses en cada duelo. Aislando a Miniotas, Arnoldas Kulboka, Balvin, Goran Huskic y Dos Anjos en la rotación interior -dejar fuera al serbio y utilizar al checo y al brasileño como pareja de pívots podría ser una alternativa-, por fuera hay ocho jugadores para siete puestos. El equipo ha sufrido las penalidades de disponer solo de un base los últimos meses, por lo que Jonathan Rousselle, si está sano, es un fijo junto a Hakanson, más el comodín de Kljajic y Reyes como alero por su condición de jugadores de formación. Quedarían así cuatro jugadores para tres puestos.

Jaylon Brown, John Jenkins, Jaroslaw Zyskowski y el propio Serron. De ahí debería salir el descarte si no es un interior. Si el belga es un especialista defensivo, Jenkins, fichado tras su lesión y renovado hasta final de curso, debe asumir más galones en ataque tras el trabajo físico y de ajuste que está realizando estas semanas. Brown aporta revoluciones (a veces demasiadas) y verticalidad desde el banquillo y el rendimiento del polaco ha tenido más valles que picos pero es el único tres puro junto a Reyes y su ausencia llevaría a Mumbrú a tener que jugar con tres pequeños durante muchos minutos. Cuando Serron sea activado, el equipo ganará en algunos aspectos, pero perderá en otros.