bilbao - “¿Qué te dice Giacomo (Agostini)?”, preguntan a Marc Márquez, en referencia a la posibilidad de que se convierta en el piloto con mejores registros de la historia. “Giacomo me dijo: empezaré a hacer vudú. Y yo le respondí: pero Giacomo, si tienes el doble de títulos que yo”. El quince veces campeón del mundo italiano hizo ayer entrega del trofeo del Gran Premio de Australia a su mayor amenaza, el octacampeón Marc Márquez, que ayer, con su quinta victoria consecutiva y undécima de la temporada, elevó a 81 sus triunfos en el Campeonato del Mundo, a sus irrisorios 26 años; Agostini es la cúspide, con 122, y en medio están Valentino Rossi, con 115, y Ángel Nieto, con 90. El de Cervera superó ayer a Mick Doohan y Dani Pedrosa para ser el más exitoso de Honda, con 56 conquistas en la categoría reina. Míster Honda. ¿Que es sencillo ganar con la moto japonesa? Con esa máquina el pentacampeón Jorge Lorenzo facturó ayer la decimosexto plaza, la última, a 1 minuto y 6 segundos de Marc, y a 21 segundos del penúltimo. Algo de crédito hay que dar al chaval...

Márquez está pletórico. La confianza convierte el pan en vino. “Para ser honestos, el más rápido en pista era Maverick (Viñales)”, confesó. La capacidad de obtener el máximo rendimiento de las virtudes para camuflar las carencias es lo que eleva a Marc sobre el resto. Lo resume así: “Hemos sabido jugar nuestras cartas”. Ganar con una buena mano es lo esperado, lo obligatorio; lo complejo es sujetar la esperanza de éxito en una partida con cartas discretas.

Phillip Island fue una tienda de ocasiones, los sueños se vendían gratis: Rossi, que asiste a su peor racha con 44 carreras sin ganar, lideró las tres primeras vueltas; Iannone, con Aprilia, la marca europea más laureada pero que desconoce el éxito en la máxima cilindrada, dio rienda suelta a las cábalas italianas cazando la cabeza de carrera; Crutchlow, desde su condición de piloto satélite, también agitó la prueba al ocupar la primera plaza. Un escenario de alternativas que desdibujó el poleman Viñales. Cuando emergió, lo hizo para poner orden en las estanterías. Se tocaba entonces la vuelta 10 de las 27 pactadas. El de Roses cobró el mando y liquidó las sorpresas.

Viñales trajo consigo el ritmo. El que se intuía también en poder de Quartararo, pero este, tras cometer un fallo en la segunda curva de la carrera, fue acto seguido tirado por el superviviente Petrucci, el único piloto de las tres categorías que había puntuado cada domingo. Así, las expectativas depositadas en Viñales se cumplieron con su tremendo arreón. El envite únicamente lo sostuvo Márquez, dando paso a lo que catalogó como el momento crítico para nutrir sus opciones de victoria. “Esas cinco o seis vueltas de mitad de carrera han sido claves”, juzgó.

Mack obligó a Márquez a sacar lo mejor de sí. El campeón rechinó los dientes y extendió el corazón a sus guantes. “He asumido mucho riesgo. Si me hubiera estado jugando el campeonato, no sé lo que hubiera pasado”, reveló. Probablemente, hubiera claudicado ante el ímpetu de Viñales. “Sabía que si no me rendía sería capaz de ganar”. Fe, ambición; aderezado con estrategia conforman una condición excepcional.

Superado el trance, Márquez aguardó paciente. Fijó su diana en la última vuelta. Mientras tanto, a calibrar, proceso de investigación a Viñales, quien, bravo, no renunció al liderato. Pero dejó ver sus costuras, por las que Márquez buscó la permeabilidad. El estudio concluyó que la recta de meta era la mano para el órdago.

En la recta de acceso a la vuelta definitiva, Márquez se alzó al primer puesto. Viñales, desahogado de responsabilidades, era libre para opositar al riesgo que acercara el éxito. Aceptó la apuesta de un tahúr. Márquez colocó el cebo en su colín y Viñales cayó en la trampa. En el último punto caliente de adelantamiento, Mack perdió el control y rodó por la grava. Márquez venció sin ser el más rápido. Administró mejor sus cartas. No hay vudú que valga contra la gestión de los recursos. Luego llegó Crutchlow, aislado, y después, en pelotón, Miller, Bagnaia, Mir, Iannone, Dovizioso, Rossi, Rins y Aleix Espargaró. A 1:06 del ganador apareció Lorenzo, con 2,4 segundos de tiempo medio perdido por vuelta, incomprensible e insostenible. La imagen hiere. Tiene 23 puntos; Márquez, 375. Sin trampa ni cartón.

1. Marc Márquez (Honda) 40:43,729

2. Cal Crutchlow (Honda) a 11,413

3. Jack Miller (Ducati) a 14,499

4. Francesco Bagnaia (Ducati)a 14,554

5. Joan Mir (Suzuki) a 14,817

1. Marc Márquez (ESP) 375 puntos

2. Andrea Dovizioso (ITA) 240

3. Alex Rins (ESP) 183

4. Maverick Viñales (ESP) 176

5. Danilo Petrucci (ITA) 169

1. Brad Binder (KTM) 38:53,277

2. Jorge Martín (KTM) a 1,968

3. Thomas Luthi (alex) a 6,021

1. Alex Márquez (ESP) 242 puntos

2. Thomas Luthi (SUI) 214

3. Brad Binder (AFS) 209

1. Lorenzo Dalla Porta (Honda)37:45,817

2. Marcos Ramírez (Honda) a 0,077

3. Albert Arenas (KTM) a 0,088

1. Lorenzo Dalla Porta (ITA)254 puntos

2. Arón Canet (ESP) 182

3. Tony Arbolino (ITA) 168