bilbao - Si en la Ryder Cup quedó para la historia el milagro de Medinah en 2012, desde ayer puede hablarse del milagro de Gleaneagles en la Solheim Cup. En un deporte dominado por las jugadoras asiáticas, se anunciaba una competición muy igualada entre Europa y Estados Unidos y las previsiones se cumplieron al extremo, de forma agónica y contra pronóstico. Los dos equipos llegaron a la jornada de individuales igualados a ocho puntos y el ganador no se conoció hasta el último partido en un desenlace propio del mejor guion de un película de misterio. Suzann Petersen había sido una elección discutida de la capitana europea Catriona Matthew ya que llevaba desde 2017 sin jugar, prácticamente inactiva tras su maternidad y con dudas sobre si seguir en el golf profesional. Pero la veterana jugadora noruega de 39 años, que en principio iba a ser solo vicecapitana, no falló, pese a que solo había jugado tres torneos en esos dos años, y no bien, precisamente.

Estados Unidos tenía una ventaja de dos puntos cuando quedaban tres partidos en el campo y apenas veinte minutos de juego. Necesitaba solo medio punto para retener la Solheim Cup, pero perdonó la vida a las europeas y lo pagó. Anna Nordqvist, que en teoría debía cerrar la acción, se adelantó y ganó su partido a Morgan Pressel por 4 y 3 para reducir la distancia a uno. Una luchadora Bronte Law vino de atrás y también remató a Ally McDonald en el hoyo 17. Todo quedó en manos de Petersen o Marina Alex. Si las dos hacían el mismo resultado en el 18, la Solheim volvería a Estados Unidos. La americana solo logró el par tras un putt de tres metros y a la noruega le quedó un putt de dos en el que estaba en juego la Solheim Cup. Lo embocó con absoluta seguridad para anotarse su primer triunfo individual en ocho presencias en el torneo, que regresó a Europa seis años después. Es también la sexta victoria de las continentales en toda la historia, tres de las últimas cinco, por las diez que tienen las estadounidenses.

máxima igualdad El putt de Suzann Petersen fue el remate perfecto a una jornada en la que cuatro partidos llegaron hasta el hoyo 17 y cinco hasta el 18. Uno de ellos fue el de Carlota Ciganda. La de Ultzama abrió la jornada y respondió al reto al vencer a Danielle Kang en un duelo que fue igualado durante once hoyos. Con esta victoria, la golfista navarra se mantiene invicta en los individuales de la Solheim Cup ya que en cuatro participaciones solo ha cedido un empate.

Ese punto inicial abrió el camino a Europa, aunque las jugadoras americanas demostraron su capacidad de lucha y estuvieron muy cerca de su propósito. Las jugadoras más expertas le funcionaron en el tramo final a Europa, que puede agradecer su triunfo al gran rendimiento de Georgia Hall y Celine Boutier, que lograron cuatro puntos cada una, todos los que han jugado, lo mismo que hicieron Molinari y Fleetwood en la última Ryder Cup. Pero el nombre en Gleneagles ha sido el de Suzann Petersen, una madre felicísima que hizo bien en hacer caso a Catriona Matthew y no dejar de lado el golf. - Roberto Calvo