Madrid - Once días después de su desaparición, los peores pronósticos se cumplieron. Poco después del mediodía de ayer, un sargento de la Guardia Civil fuera de servicio, guiado por su perro, encontró el cadáver de la medallista olímpica Blanca Fernández Ochoa en La Peñota, un pico de la sierra de Madrid, la montaña que “ella amaba”. El cuerpo presentaba varios golpes en la cabeza y en el tórax y se encontraba en fase de descomposición, dado que la muerte se produjo hace más de una semana, según indicaron fuentes de la investigación. A media tarde, una vez que el juez de Collado Villalba que se hizo cargo del caso completó el levantamiento del cadáver, los servicios de rescate recuperaron el cuerpo en helicóptero para su posterior traslado al Instituto Anatómico Forense de Madrid.

Será la autopsia la que determine la causa de la muerte de la esquiadora, cuyo fallecimiento motivó un torrente de muestras de solidaridad desde el mundo de la montaña, del deporte y de la política. El hallazgo se produjo once días después de que Fernández Ochoa fuera vista en un supermercado, el sábado 24 de agosto, comprando alimentos, 24 horas después de comunicar a su familia que iba a pasar unas jornadas haciendo senderismo. El cuerpo lo halló sobre las 12.30 horas el sargento Francisco Borreguero, fuera de servicio, gracias a un rastro encontrado por su perra Xena, pastora alemana de tres años de edad.

El dispositivo que desde el pasado domingo realizó numerosas batidas por la sierra noroeste de Madrid tenía previsto recorrer por la tarde, en buena medida por el aviso de un vecino de Cercedilla que se encontró con ella el fin de semana de su desaparición. Según las fuentes consultadas, Fernández Ochoa, que no llevaba mochila, le dijo a este vecino que iba a La Peñota, dio un beso a la estatua que homenajea a su hermano Paquito en Cercedilla y se santiguó.

Pero, ayer, antes de que se realizase la batida por la zona, el guardia civil, miembro del servicio Cinológico del cuerpo y residente en la próxima localidad de Los Molinos, acompañado por un amigo y por su perro, localizó el cuerpo en el Collado del Rey, a pocas horas andando del aparcamiento en el que apareció el coche de Fernández Ochoa. Otras fuentes del dispositivo añadieron que el cuerpo estaba en una zona de peñas, pero accesible, sin especial dificultad técnica, cerca de un mirador. La cuestión es que el primer día de búsqueda pudo haberse encontrado el cuerpo, porque el dispositivo pasó a unos 200 metros del lugar donde apareció. La familia de Fernández Ochoa interpuso una denuncia por su desaparición el 29 de agosto, ya que en otras ocasiones se había ido a la montaña ella sola durante varios días, y el pasado día 1 se encontró su coche en el aparcamiento de Las Dehesas de Cercedilla.

Intensa búsqueda El hallazgo puso fin a tres días y medio de trabajo de un dispositivo de búsqueda sin precedentes en la Comunidad de Madrid en el que han participado hasta 400 personas entre voluntarios, policías, guardias civiles, bomberos y agentes forestales, además de perros y de drones. Precisamente ayer se había comenzado la búsqueda de la desaparecida en los pantanos de la zona. La autopsia que se realizará en las próximas horas determinará la causa del fallecimiento de Blanca Fernández Ochoa a sus 56 años de edad. Ha muerto en “la montaña que ella amaba”, en palabras del portavoz de la familia, Adrián Federighi, aún agarrado al pequeño “clavito” de esperanza de la ausencia de identificación oficial por parte de las autoridades, que han pedido responsabilidad y evitar las especulaciones sobre las circunstancias del fallecimiento. La delegada del Gobierno español en Madrid, María Paz García Vera, y el consejero madrileño de Interior, Justicia y Víctimas, Enrique López, acudieron al puesto de mando desde el que se coordinó la búsqueda para conocer los detalles y reunirse con la familia de la esquiadora. - Efe