UNA sonrisa se perpetúa en el rostro de Mario Ospina (Medellín, Colombia). Los sueños se cumplen. El joven, de 22 años, es la nueva perla de MGZ Promotions y dará el salto al ensogado de pago el sábado en el frontón Bizkaia de Miribilla. El colombiano afincado en Bizkaia tiene una exitosa carrera en el campo amateur, en el que rayó a gran nivel, coleccionando preseas de plata en los Estatales y asfaltando su senda de buenos enfrentamientos ante rivales como Samuel Carmona, Martín Molina y Gabriel Escobar. “La carrera ha sido buena. Hice entre 60 y 70 peleas y tuve la oportunidad de formar parte de la selección de España. Competí en un torneo internacional y les ayudé a preparar un Mundial. Tengo suficiente experiencia”, recita SuperMario, cuya senda profesional se abre ante el húngaro Norbert Tima en la división de los mosca y a la distancia de cuatro asaltos. Su contrincante no tiene demasiada experiencia, ya que solo tiene una pelea en el currículo. Fue el pasado julio en Alcobendas ante Juan Hinostroza y perdió a los puntos. Ahora, para Ospina los sueños empiezan a hacerse carne. “Llevo tiempo pensando en el debut y ahora, por fin, llega”, analiza el antioqueño. En el Winter on Fire IV también se estrenará con MGZ el canario Salvi Jiménez, siete veces campeón de España. Las hostilidades de la velada se abren a partir de las 20.00 horas.
El aterrizaje de Mario en el pugilismo llegó por el muay thai, disciplina en la que se inició a los quince años. Después, tocó el K1 y el kick boxing. “Hice unas cuantas peleas con piernas y después probé en el boxeo con otro entrenador”, recuerda el de Medellín. Se enganchó inmediatamente y acabó casi de modo perenne en el gimnasio Mampo Gym de Zorrotzaurre, que dirige Txutxi del Valle y en el que se encuentran enrolados profesionales de la talla de Kerman Lejarraga -que le saca una sonrisa antes de la entrevista-, Andoni Gago, Ibon Larrinaga, Jon Míguez o Ieltxu Lahuerta. “La adrenalina y la emoción que sientes en el cuadrilátero es lo que te engancha a este deporte”, define SuperMario, quien resalta la sensación de “familia” que vive con sus compañeros de promotora. “Andoni y Kerman son mis ídolos. Siempre me fijo en ellos y trato de imitarles”, argumenta Ospina.
En cualquier caso, si tuviera que venderse, el antioqueño considera que se trata de un púgil expeditivo, de los que no ceden espacio para el control rival. Le va la brega. Transita por el camino del guerrero. “Siempre me gusta darlo todo. Soy de los que va hacia delante. Quizás mi forma de boxear esté más cerca del campo profesional que del olímpico, donde se prima el toque”, determina Ospina. El medellinense viaja con el asedio por bandera y dos arietes en las manos. “Siempre damos caña al físico, a la técnica y a la pegada para llegar lo mejor posible”, afirma.
Así las cosas, Ospina, que estudia hostelería en la Escuela Superior de Bilbao, lleva la rutina a rajatabla para cumplir con sus anhelos. Se levanta sobre las 6.30 horas, se toma un café y corre 45 minutos. Después, va a estudiar desde las 8.45 hasta las 17.30 horas. “Cuando acabo, me voy a casa, preparo la bolsa y me dirijo al gimnasio para entrenar”, cuenta el medellinense, al que le cuesta controlar la comida, ya que “al estudiar cocina, hay que probar los platos para saber el punto de las comidas, pero trato de llevarlo lo mejor posible”. En febrero terminará sus estudios y comenzará con las prácticas, pero antes vivirá otra prueba de fuego ante Norbert Tima. Un nuevo escalón se despliega ante el sonriente SuperMario. Una nueva pantalla para el colombiano. Pasa de nivel. ¡Vida extra!