Bilbao - "Ahí seguimos", dice lacónico Félix Espilla (1962), uno de los históricos de la cesta punta, una leyenda. El berriatuarra dejó un poco huérfana la disciplina el Día de Reyes de 2011, cuando dijo agur al mimbre profesional de manera definitiva en la Uni de Markina. Buena plaza para El Último Mohicano y para su última tarde de cátedra. Para entonces, el zaguero acumulaba ya 32 años vestido de blanco y ganándose la vida con ello. Una eternidad atado al frontón largo y a una cesta punta que ama, que lleva tatuada en la piel. "Es un veneno que no pierdes", confirma el guardaespaldas. No en vano, desde que abandonó la disciplina empresarial, el zaguero ha mantenido el contacto con los frontones, sigue entrenando igual y en su paso por aficionados está disfrutando como el primer día. De hecho, este sábado, parte como favorito junto a Gaizka en la final del torneo Euskal Astea de Durango, que se juega a quinielas. "Como nos la jugamos entre tres parejas no hay tanto parón, pero lo que peor llevamos la gente de edad es que en quinielas nos enfriamos y nos cuesta calentar el cuerpo", revela.

"Yo sigo jugando y entrenando igual. Es bueno que esté con los chavales, porque a ellos también les aporta ilusión", confirma el zaguero, quien confiesa que "yo seguiré en la cesta hasta que el cuerpo me diga basta. Mientras pueda continuar, aquí estaré". Y es que, pasada la cincuentena, Espilla, un guerrero de los frontones, afirma no haber perdido ni la ilusión ni las ganas, a pesar de no encontrarse en el ruedo profesional desde 2011. "No me cuesta ir a entrenar ni a jugar. He llegado a jugar o entrenar tres días seguidos y me encuentro bien. Al final, como desde que me retiré he seguido en el frontón, el cuerpo continúa respondiendo. Desde el primer día seguí implicado en esto, he seguido entrenando con los chavales", sostiene.

Como para todo, el motor del gran pelotari de Berriatua es la ilusión. "Cuando uno hace lo que le gusta, da igual lo demás. Siempre me he sentido un privilegiado, porque he hecho el deporte que me ha gustado y encima me han pagado por ello", declara antes de apostillar que "disfruto del ambiente y de todo, pero no doy el brazo a torcer fácil. Me gusta ganar y no salgo a regalar nada. Salgo a disfrutar, sí; pero también a ganar. Eso sí, si perdemos, lo tomamos con tranquilidad". "Mi corazón sigue en la cesta", remacha.

Final del pro-Am

Ayer quedó definida la fase final del Pro-Am que se disputa la próxima semana en el Club Deportivo. En semifinales, Arbe-Suso se miden a Moresmau-Erkiaga y Egiguren-Lignau, a Olha-Del Río.