BILBAO. Andoni Goikoetxea debuta hoy de manera oficial al frente de Guinea Ecuatorial, con Cabo Verde como rival a batir y un objetivo en lontananza: clasificar al combinado Nzalang para la fase final de un Mundial, algo inédito para esta selección de la antigua colonia española.
El entrenador vizcaino firmó un contrato de doce meses y asume esta exótica aventura africana con el entusiasmo del primerizo. Lo cierto es que el exjugador del Athletic estaba loco por entrenar, porque el fútbol sigue siendo su pasión. Sea donde fuere y sin importarle demasiado la categoría. A estas alturas de su trayectoria no está para elegir y tampoco se le caen los anillos. Su último empleo lo desempeñó en el Ceuta, de Segunda B, hace dos años.
Andoni Goikoetxea forma parte de una pléyade de profesionales del balón vascos que han encontrado refugio, sentido a sus vidas o simplemente un trabajo con el que ganarse la vida en casi todos los rincones del mundo.
Otro ejemplo. El guipuzcoano Juanma Lillo. En paro desde el 20 de noviembre de 2010, cuando fue destituido en el Almería, y sin perspectivas en el fútbol estatal se perfila como el principal candidato para dirigir al Nacional de Montevideo, un clásico del fútbol uruguayo.
En América precisamente han encontrado acomodo dos ilustres de nuestro fútbol, como son Xabier Azkargorta, toda una eminencia en Bolivia, de cuya selección es máximo responsable, amén de dedicarse a dar conferencias como experto en terapia de grupos o hablar sobre las pasiones que provoca el deporte más universal con su amigo Evo Morales, presidente de este Estado andino; y José Mari Bakero, despedido hace un año del Lech Poznan polaco.
El exdelantero de la Real, selecto integrante del Dream Team azulgrana, tampoco tuvo remilgo alguno en aceptar la oferta del Juan Aurich, un equipo peruano con pretensiones y representante de Chiclayo, una ciudad del noroeste peruano, junto al océano Pacífico, de clima semitropical y con una población cercana a los 160.000 habitantes.
Cuarto clasificado en el pasado campeonato, el Juan Aurich marcha ahora en la sexta posición.
Mención aparte merece la experiencia de Patxi Salinas que, ni corto ni perezoso, como si fuera un mochilero, se marchó a la isla de Malta sin nada concreto en perspectiva y ahora entrena al Melita, el club representativo de la ciudad de San Julián, que acaba de ascender por primera vez en su historia a la máxima categoría y en donde juega Gilen Gabilondo, exportero del Beasain.
"Llegué a Malta solo, sin saber casi una palabra de inglés y sin conocer a nadie. Durante varios meses me recorrí los clubes de fútbol de la isla ofreciéndome para ayudarles mientras me apuntaba a una academia de inglés, hasta que el Melita me ofreció colaborar con el equipo sub'17, sin cobrar, claro. Y acepté. Luego dimitió el míster y me ofrecieron el puesto", relata el menor de los Salinas, empeñado igualmente en labrarse una carrera como entrenador después de haber dirigido hace dos años al Ourense, de Segunda B.
El Melita es el último clasificado y tiene toda la traza de acabar en el descenso, pero a Patxi Salinas le está sirviendo para acumular experiencia, porque está decidido en proseguir en la carrera de entrenador.
El basauritarra Miguel Zurro acaba de dejar atrás por razones personales una odisea aún más espectacular, como dirigir al Sant Eloi de Luppopo, en la convulsa República Democrática del Congo, a quien clasificó para la Champions africana.
Pero además de entrenar a equipos de máximo nivel, aunque sea en rincones del mundo en donde el fútbol no trasciende más allá de sus fronteras, el fútbol vasco también ha encontrado acomodo en facetas tan diferentes como la que ejerce Txiki Begiristain, mánager general del poderoso Manchester City; o el exguardameta Iñaki Bergara, enrolado en el fútbol inglés después de dejar su labor en Lezama como entrenador de porteros, cargo que ejerció en el Swansea y ahora realiza en el Wigan Athletic entrenado por el catalán Roberto Martínez.
La experiencia con el fútbol base le ha servido a Kike Liñero para encontrar un sugerente destino en Corea del Sur. Roberto Olabe, acompañado de Mikel Antia, exjugador de la Real, ejerce de director deportivo de la prestigiosa (y rica) Academia Aspire de Catar, un ambicioso proyecto que mira al Mundial 2022 que organizará este emirato árabe.
Más que la vocación, fue la necesidad la que llevó a Kiko Zuñiga, exjugador de la Real y Oviedo, hasta China. Arruinado a causa de un divorcio, no pudo labrarse una carrera como entrenador y ahora rehace su vida en la escuela de Sixna, con otros catorce técnicos españoles.