“Espero seguir compitiendo al máximo nivel muchos años más, pero si algún día decido dejarlo, no pasará nada. No será ningún drama. Para mí, basta con lo que hago en el día a día. Además, no tengo que demostrarle nada a nadie: lo que tenía que hacer, ya lo he hecho”. A sus 36 años, la fondista urretxuarra Ainhoa Sanz Rodríguez afronta la madurez de su trayectoria deportiva con la conciencia tranquila.

Elige cuidadosamente en qué carreras participa. Escucha a su cuerpo, atiende a su mente: si no se siente al cien por cien, prefiere no correr antes que arriesgarse a sufrir. Es mucho más selectiva que hace cinco años, cuando se hablaba de ella como una de las sensaciones del trail. Si en estos momentos logra subir al podio o clasificarse para alguna prueba internacional, asegura, será “un regalo”

Ainhoa Sanz participó en el Campeonato de España de Trail Running. Cedida

Los pasados días 7 y 8 de junio Ainhoa Sanz participó en el Campeonato de España de Trail Running que se celebró en Canfranc, Aragón. En aquella doble cita le salieron las cosas mejor de lo esperado: quedó en sexta posición en la modalidad de kilómetro vertical y duodécima en la de classic o carrera de montaña. Dos semanas después, el 20 de junio, tuvo que acudir a urgencias por un fuerte dolor abdominal, y los médicos le recomendaron reposo durante un mes.

Pese a esta leve lesión, asegura haber cumplido con los objetivos que se había marcado en esta temporada. Bajar un poco el pistón no le supone un contratiempo tan grande; Ainhoa ya se encuentra en otra fase distinta de su carrera deportiva. “Hay que aceptarlo con normalidad. Todo lo que sube, baja. Y ahora tenemos la suerte de que hay muchas (atletas) que tienen un gran nivel y vienen achuchando por detrás”, admite. Entre la nueva generación de corredoras vascas que vienen pisando fuerte, destaca a Malen Osa, Onditz Iturbe y Sara Alonso.

Siente que ya ha cumplido con creces con su deber como corredora de alto nivel y vive cada día de forma que le permita dormir a pierna suelta. 2019 fue el año del cambio. De repente, todos los focos se pusieron sobre la deportista guipuzcoana. Ganó el Kilómetro Vertical en Zegama.

Fue campeona estatal de Carreras de Montaña al vencer en el Trail RAE de Otañes, en Cantabria. Para su sorpresa, en 2023 fue a Innsbruck, Austria, y disputó el Campeonato del Mundo del Kilómetro Vertical. Lo recuerda como una experiencia mágica, única, probablemente irrepetible. Terminó en el puesto número 47, “sufriendo hasta el final”

Sota, caballo y Aizkorri

Maneras de vivir. Una frase encabeza la cuenta de Instagram (ainhoasanz_8) de la atleta vasca: “Vive a tu manera, sueña sin barreras y sigue tus propias reglas”. Refleja, de alguna manera, su forma de pensar y afrontar las cosas.

De pico en pico. Sin alejarse demasiado de casa, suele entrenar en los montes de Irimo e Izazpi. Alguna vez se desplaza hasta el Txindoki o al Aizkorri, pero reconoce que no se mueve demasiado: “Soy de sota, caballo y rey”. 

La mística de Zegama

Otro momento especial lo vivió el año pasado en Zegama, donde obtuvo la medalla de bronce. Entre el público que fue a vitorear a la corredora, estaban sus alumnas de atletismo, de apenas 12 años, acompañadas de sus padres y una pancarta de apoyo. “Iba subiendo a tope y las vi. Ya me sentía ganadora”, recuerda.

Por las tardes, Ainhoa acude al gimnasio del polideportivo de su pueblo, donde imparte clases de TRX (Total Resistance Exercises), una modalidad deportiva que consiste en realizar ejercicios en suspensión con unas cuerdas aprovechando el peso del cuerpo, y GAP (siglas correspondientes a glúteos, abdomen y piernas). Por la mañana, dedica varias horas a su propia rutina de entrenamientos. 

Ainhoa Sanz Rodríguez imparte clases de TRX (Total Resistance Exercises). Cedida

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Ha sido panadera y durante un tiempo también trabajó para el grupo Irizar, montando las chapas de los autobuses en Ormaiztegi. Pero su lugar está en el deporte: fuera de él le cuesta encontrar alicientes.

Le van el frontenis, la pelota, el fútbol… “Lo que sea. Yo he sido una salsera desde pequeña y me ha encantado probar deportes diferentes”, afirma Ainhoa. Quizás podría haber sido una magnífica delantera en un equipo de fútbol: metía goles con facilidad. Escogió el atletismo porque en los deportes de equipo el resultado depende del colectivo. Y ahí puede producirse una brecha: “Saber que yo he dado el 100% y el otro no... Prefiero depender de mi resultado, sabiendo que voy a darlo todo”, culmina.