El garrote vil está preparado. Decenas y decenas de hombres –entre militares, autoridades y ciudadanos de a pie– asisten a la ejecución. Ella es casi la única mujer presente en pleno Casco Viejo de la capital alavesa. En sus manos hay una serie de papeles que llevan impreso el mismo retrato. Ahí está Sacamantecas. Pero para rodar solo esos segundos, más de 300 personas, entre figurantes, personal técnico y reparto principal, están en marcha desde muchas horas antes. Es miércoles por la mañana y en el entorno del Palacio Escoriaza-Esquivel, el nuevo largometraje de David Pérez Sañudo toma forma.

“Está marchando todo muy bien y no es un decir. En las cuatro semanas y media que llevamos de rodaje, nos hemos enfrentado a muchas de las partes más complicadas técnicamente hablando, donde más peligro había de ser pretenciosos”, apunta el realizador bilbaino, también responsable de la premiada Ane y de la reciente Los últimos románticos. “El riesgo de esta película es querer hacer una gran producción y que se nos vean las costuras, pero estamos consiguiendo dar la talla y creo que tenemos algo bastante despampanante”.

Todavía quedan jornadas de trabajo por delante para completar la grabación de esta historia basada en la figura del alavés Juan Díaz de Garayo, considerado el primer asesino en serie español. Ya se ha pasado por localizaciones como Elciego, por ejemplo, aunque en estos momentos la actividad se centra en Vitoria, la ciudad en cuyas afueras, mientras termina la III Guerra Carlista, aparecen estranguladas varias mujeres.

Mucho más que un thriller

El resultado final será “una película inquietante y tenebrosa porque la historia lo es, pero tenemos una obsesión hipernaturalista con esta película”, remarca el realizador. En este sentido, el actor Eneko Sagardoy –cuyo debut como director con el corto Betiko gaua le está deparando no pocas alegrías– apunta que “David quiere que nuestras interpretaciones sean de documental. Esta búsqueda de la verdad cruda, casi torpe, muy fresca, que él se empeña en encontrar en las interpretaciones y en los movimientos de cámara, van a dotar a la película de una personalidad muy impactante. Mucho más allá de ser un thriller al uso, nos va a acercar la crudeza de la época de una manera casi etnográfica”.

Todo ello a través de un filme cuyo guión firma el propio Pérez Sañudo junto a Sergio Granda, tomando como base una historia original de Asier Guerricaechebarría y Joanes Urkixo. El filme busca retratar no solo unos crímenes, sino también una época marcada por la violencia contra las mujeres. Sacamantecas, como explican sus responsables, habla de una sociedad donde los hombres en el frente de batalla y en el poder político monopolizan todas las decisiones, mientras que las mujeres son relegadas a un segundo plano y se encuentran desprotegidas. Así se cuenta en un drama histórico con trasfondo social que se está rodando principalmente en euskera, en más de 35 localizaciones y contando con más de 3.000 figurantes.

Personajes con peso

Mientras el interior del Escoriaza-Esquivel se convierte en una gran zona de espera y avituallamiento para el equipo técnico y artístico, Antonio de la Torre, el encargado de transformarse en Juan Díaz de Garayo, admite que “interpretar personajes de época, meterme en ese imaginario, me parece muy complejo”. Él, eso sí, ha aceptado el reto, poniéndose en la piel de ese hombre nacido en Eguílaz en 1821.

“¿Cómo desordeno mi cabeza del siglo XXI para ir a la mentalidad de la época? Es algo a lo que le vengo dando muchas vueltas con esta película. Igual que al hecho de dar vida a un personaje que es analfabeto. Yo no soy García Márquez, pero sí un licenciado en Periodismo. Es decir, tengo una cierta cultura. Mi abuela, que murió cuando yo tenía 13 años, era analfabeta, por ejemplo. Una persona analfabeta no se expresa igual. Los tiempos verbales, las limitaciones del lenguaje… son cosas que se notan” y que hay que controlar.

Con todo, el conocido y premiado intérprete –que acaba de compartir pantalla con Patricia López Arnaiz en Los destellos– señala que es fundamental en esta producción “escapar de la idea de que él mata porque es analfabeto. Evidentemente no es un tío normal. Pero tiene una complejidad que no podemos simplificar de cara al espectador. Eso sería demagógico e injusto”.

Esa misma idea la extiende la actriz vitoriana –reciente Concha de Plata en el Zinemaldia por la mencionada película– al resto de personajes de Sacamantecas. “Lo interesante aquí es que todos los personajes tienen una transformación, a todos les pasa algo. Puede que a mí me toque el papel de la heroína, por así decirlo. Pero yo también tengo mis historias pesadas detrás. A veces, puede pasar que los thriller se queden planos en lo que se refiere al ámbito psicológico de los personajes. Es decir, que funcione la trama como tal. En este caso, en todos los personajes hay aspectos íntimos importantes. Hay sombras y luces para todos”.

Un cartel de lujo

Entre los cientos de figurantes presentes, y aunque no se ve por la zona de rodaje a Josean Bengoetxea –que tiene un personaje fundamental en la película– hay un momento de tranquilidad en el que, en pocos metros, están López Arnaiz, De la Torre, Sagardoy y Pérez Sañudo. Es decir, y aunque los premios solo son eso, siete Goya reunidos. No es una mala cifra.

“Cuando me dijeron que estaban Antonio y Patricia fue una alegría muy grande. Es una garantía y también una oportunidad de aprender y crecer como actor. Son personas muy respetadas en nuestro oficio, a las que yo admiro, igual que me pasa con Josean. Me siento muy afortunado”, apunta el protagonista de éxitos como Irati y Handia. Aquí da vida a Esteban, un alguacil “que quiere siempre hacerlo todo bien”.

Sacamantecas, además, supone el reencuentro en un largometraje del director y la actriz tras esa magnífica película que es Ane. “La verdad es que este rodaje es como si no hubiera pasado el tiempo”, sonríe López Arnaiz. “No somos los mismos y a la vez sí. Tenemos mucha confianza. Que te esté dirigiendo un amigo, para mí es un placer. Disfruto mucho con él”, afirma mientras deja descansar por un segundo a Ángela Berrosteguieta, hermana de una de las víctimas de Díaz de Garayo.

“Yo tengo recuerdos de cuando era niño y escuchar hablar del Sacamantecas. Es un personaje que se extendió por la mitología popular de todo el país”, dice De la Torre, que sigue al pie de la letra las indicaciones del realizador “para que no se me escape ninguna zeta”, apunta riendo. Toca prepararse para seguir rodando. Antes el director apunta que “empiezo a visualizar ya la película. Empieza a ser corpórea y eso ayuda mucho. Ya veo su alma y que no queda tanto para que sea una realidad completa”.