El pecio hallado en septiembre en la playa de Ondarreta de Donostia es un barco velero medieval, de madera de roble y 14 metros de eslora, que data de mediados del siglo XV, fue construido con la técnica del 'tingladillo' y se dedicaba probablemente al transporte de mineral de hierro y otras mercancías en el Golfo de Bizkaia.
Estas son las principales conclusiones del análisis de la pieza que ha desarrollado el equipo del Servicio de Patrimonio de la Diputación de Gipuzkoa, del que han dado cuenta este miércoles en rueda de prensa la diputada de Cultura, Goizane Álvarez, y la arqueóloga foral Mertxe Urteaga, que ha estado al frente del operativo.
Los restos no serán extraídos, ha señalado Urteaga, pues, una vez que la madera está saturada de agua desde hace tanto tiempo, "sería muy complicada su conservación", de manera que una vez hechos los trabajos arqueológicos para analizarlos, registrarlos y documentarlos, han sido protegidos, cubiertos de nuevo y seguirán descansando en la playa de Ondarreta. "Es donde mejor están", ha apuntado.
El pecio fue descubierto el 4 de septiembre por un paseante y durante los dos días siguientes técnicos de la Diputación hicieron una primera evaluación, en la que consideraron que podía tratarse del casco de una embarcación de tipo ligero y mediano tamaño, de las que transportaban mineral de hierro entre Bizkaia y Gipuzkoa entre los siglos XVI y XIX.
"Hallazgo extraordinario"
Sin embargo, la actuación arqueológica panificada y hecha después, del 17 al 22 de septiembre pasados, ha concluido que fue la embarcación fue construida hacia 1450, ha determinado Urteaga.
Se trata por tanto de "un hallazgo extraordinario", ha dicho, que permitirá avanzar en el estudio de la carpintería naval vasca de la Baja Edad Media, porque, si bien existe información documental sobre el tráfico marítimo de esa época, las evidencias arqueológicas son "muy escasas".
Lo descubierto es principalmente el casco de madera construido 'a tingladillo', con su característico "cosido" mediante clavos de cabeza cuadrada, y el forro interior, así como la sobrequilla donde está el tintero para la colocación del mástil.
La arqueóloga ha afirmado que era por tanto un velero, posiblemente propulsado también a remo, al tiempo que ha indicado que los restos de mineral de hierro encontrados en las bodegas podrían ser carga pero también formar parte del lastre, de manera que no descarta que se dedicara al transporte de vino, textiles u otras mercancías y productos.
Era un barco "ligero, ágil y rápido", que navegó en un contexto histórico de "esplendor y riqueza" de los astilleros vascos y probablemente haría "rutas regionales" entre puertos del Golfo de Bizkaia, que entonces abarcaba Aquitania, Gales e Inglaterra, ha precisado.
Mareas vivas
Las tareas del Servicio foral de Patrimonio de Gipuzkoa han sido hechas "a contrarreloj", durante sólo seis días, aprovechando las mareas vivas que dieron lugar a cotas del nivel de mar extraordinariamente bajas.
Ocho operarios, con la ayuda de una pequeña excavadora y hasta seis motobombas para sacar el agua, fueron desenterrando los restos del pecio por partes, en intervalos de apenas 3 o 4 horas, tras los que el mar volvía a inundarlos y cubrilos, pues se encuentran muy cerca de la orilla.
Mediante fotogrametría y otras técnicas arqueológicas, que han permitido reproducir en 3D los restos, se ha concluido que el pecio es de la misma época que el de Newport, un mercante de 30 metros de eslora construido en astilleros vascos y descubierto en 2002 en dicha ciudad galesa.
Además de éste, sólo existen de la misma época que el de Ondarreta, el pecio de Urbieta que está en un museo de Bizkaia y dos de Orio extraídos de la desembocadura en 1991 y 92.
El hallazgo de la playa donostiarra fue además el segundo que se produjo ese verano en la misma zona del arenal, pues un mes antes, el 5 de agosto, las mareas dejaron a la vista una costilla de una barcaza, la cual fue extraída y, tal como han señalado hoy, se encuentra en una piscina del centro Gordailua en tratamiento de desalación.