EL regreso a los escenarios de Blur, que luego se encumbró con el sobresaliente álbum The Ballad of Warren, en verano de 2023, tiene ya su testimonio sonoro, titulado Live at Wembley Stadium (Parlophone. Warner) y que recoge un compendio real, honesto, sensible y divertido del repertorio excelso que los de Damon Albarn ofrecieron en Londres el año pasado en dos jornadas ante 150.000 personas.
Quizás no fuera realmente necesario este testimonio sonoro –han adelantado que habrá un documental posterior– debido a dos discos en directo previos, pero el resultado final no admite dudas. Se agradece… y mucho. De entrada, nos enfrenta a uno de los repertorios más destacables del pop rock british de los últimos 30 años, y lo hace de forma sincera, con un Albarn ya maduro pero arrojado y vacilón, consciente, como ya avanzaba su melancólico y maduro álbum del año pasado, de su sapiencia y del paso de los años.
Precisamente de su último disco rescatan St Charles Square para abrir el álbum, que nos conecta con el ritmo y la efervescencia nuevaolera de las guitarras distorsionadas y los teclados de las posteriores There’s No Other Way y Popscene, en un arranque inolvidable. Y lo que viene después no le va a la zaga aunque se hubiera agradecido alguna estación reciente más, ya que Blur solo se para en la melancolía pop de The Narcissit.
El resto es incuestionable, ya que aparecen casi todos sus clásicos, del soul en falsete de Beetlebum al pop clásico y efectivo de Coffe & TV, pasando por Parklife, Country House, Song 2, Girls & Boys, el pellizco gospel de Tender o esas maravillas en clave de balada que son To the End y The Universal. Y, de regalo, concesiones menos habituales como Under the westway, Oily water…
Y todo entre cierta rudeza impulsada por las guitarras más rockistas que en estudio de Graham Coxon, una gran interconexión con los fans, bromas, entrega, disfrute… Esperemos que no sea la última vez.