Toni Sánchez Bernal (Tarragona, 1990) ha sido testigo de hechos que le han provocado más de un escalofrío. Ha participado, como camarógrafo, en las grabaciones de varios reportajes sobre sucesos paranormales. Admite no comulgar con lo espiritista, no es creyente. Pero siente un profundo respeto por un mundo que salpica buena parte de su primera novela, Ofensa al frío, que presentó la semana pasada en la capital vizcaina. Quiere mostrar, a través de este trabajo, el mundo del misterio con la verosimilitud que a su juicio merece.

Un matrimonio mal avenido, roto por el dolor, se ve implicado en el asesinato del hombre que tuvo una aventura con su hija. Pero la presunta asesina lleva años muerta. ¿Es esta una novela gótica con tintes policiales? ¿Cómo confluyen ambos géneros en la misma historia?

—Es cierto que el lector puede entender que es un thriller policial, aunque también es lícito acercarse a la novela desde el enfoque del misterio. Sin embargo, para mí la columna vertebral es la historia de amor entre Alba y Miguel. Entonces, a mí me gusta más definir Ofensa al frío como un thriller psicológico que sobre todo busca el entretenimiento y la emoción.

¿Y dónde surge el impulso que le ha llevado a escribirla? Ha dicho en alguna ocasión que, cuando trabajaba como operador de cámara, ha vivido situaciones escalofriantes…

—Sí, llevo 10 años en contacto con el mundo del misterio, tanto con investigadores del mundo paranormal como con gente espiritista. Y siempre he visto con cierta frustración cómo la seriedad con la que estos profesionales abordan el contacto con el más allá no se refleja en las ficciones. Siempre veo una pirotecnia, unos giros muy gratuitos, que nada tienen que ver con la realidad que yo veía en mi trabajo como camarógrafo. Y fue una de las responsabilidades que adquirí a la hora de afrontar este proyecto: mostrar la verosimilitud del mundo del misterio.

‘Ofensa al frío’. ¿Por qué ese título?

—Es un título que sugirió mi editora, Caravaca, y me gusta porque va a la raíz, a la semilla del principal miedo que sufren los dos protagonistas, Alba y Miguel. Y eso me parece muy potente, ofender al frío.

El frío entendido como un estado mental más que como una sensación física, ¿no?

–—Y también como el detalle paranormal que tiene la novela. El frío es un hecho paranormal, porque ciertos investigadores de este mundo aseguran que cuando se producen ciertos fenómenos fluctúa la temperatura. Sin embargo, te contaré la verdad. Escribí la primera versión recién llegado a Madrid en pleno invierno, en una buhardilla muy mal aislada con cinco capas de ropa y los dedos engarrotados. Lo pasé muy mal. Creo que vertí todo ese sufrimiento y dolor en estas páginas.